Los hombres no tenemos remedio

Opinión
/ 9 marzo 2024

Las mujeres son una mayoría silenciosa. Seres humanos que, oprimidas brutalmente por los hombres, llegan incluso a aceptar su victimización sin preguntar, sin protestar, sin enojarse, porque si se enojan corren el riesgo de la venganza masculina.

Esa venganza que se traduce en control, la más grande expresión de dominación. Esto ha sido y seguirá siendo la regla jerárquica que perpetúa el que la sociedad acepte esa violencia como algo imposible de controlar o eliminar.

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Ya en este espacio hemos escrito hasta el cansancio sobre estadísticas de abusos del hombre sobre la mujer. De la falacia burocrática que los hombres han creado desde su visión machista para... ¡Proteger a las mujeres! De cómo los cargos dirigentes en la política obedecen a cualquier cosa menos a un deseo auténtico de dar a las mujeres lo que en derecho les corresponde.

De cómo el amor y la violencia se han entrelazado tanto que las mujeres temen que eliminar la violencia conduzca a la pérdida del amor. Sí, así como lo leyó. Si se acaba el amor porque las mujeres rechazan la violencia, los hombres las hacen sentir que fue culpa de ellas.

Y es que los feminicidios, de tanto ocurrir, parecen ya parte de nuestra vida cotidiana. Un día, sí y otro también, surgen los casos de mujeres asesinadas. Cada uno es más terrible que el anterior. Y al final sucede lo de siempre... promesas de políticos que nos dicen que ahora sí va en serio la decisión de combatir la violencia en contra de ellas.

Políticos expertos en crear dependencias y burocracia, grandes comisiones, institutos, secretarias y un largo etcétera. Pero la violencia sigue y la desigualdad continúan.

En el mundo, la ONU dice que el 35 por ciento de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual por parte de su compañero sentimental. Afirma que en prácticamente la mitad de los casos de mujeres asesinadas en todo el mundo, el autor de la agresión fue un familiar o un compañero sentimental, esto frente a menos del 6 por ciento de hombres asesinados.

Pero en México, un país violento y machista, si usted es mujer y está leyendo esto, tiene una probabilidad del 50 por ciento de sufrir o haber sufrido violencia física o sexual en su vida. Y si usted es hombre, su madre, hermana, esposa, hija, sobrina o amiga tienen también las mismas posibilidades. Pero si piensa que se trata de un problema de los países en desarrollo, está muy equivocado, pues en la Unión Europea, al menos el 45 por ciento de las mujeres han sufrido acoso sexual.

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La violencia contra las mujeres es un problema real y brutal, una violación a los derechos humanos que pone en tela de juicio los principios de igualdad de género. Se trata de algo aceptado e incluso tolerado a lo largo de la historia, una norma sociocultural tan arraigada en el mundo, que ha sido fomentada incluso por la Iglesia Católica, que rechaza a las mujeres para servir como sacerdotes. Esto en ocasiones ha sido interpretado por los hombres para justificar que si la Iglesia piensa que las mujeres son inferiores, entonces se les puede tratar como tal y, si es necesario, matarlas, algo que hace 2 mil años permitía el derecho romano que daba al hombre la autoridad de la muerte sobre su esposa. Pero luego de tantos años, las cosas siguen más o menos igual y lo confirmamos asesinadas todas por sus pajeras o exparejas, es un recordatorio de la naturaleza violenta de los hombres. Mucho menos siguen vivas por el trabajo de la burocracia de nombres larguísimos, o gracias a la celebración de Días Nacionales e Internacionales en contra de la violencia hacia las mujeres. No sirvieron tampoco los pensamientos compartidos en Facebook o los editoriales que muchos hemos escrito acerca del tema, las marchas, no sirve nada.

Ellas hoy están muertas, como van a seguir muriendo muchas mujeres más a causa de la violencia de los hombres, violencia machista que está en nosotros y en nuestra naturaleza como semilla del mal que un día brota. Así que el año 2024 empezó, como acabó el 2023, con violencia contra la mujer y contra todo aquello que esté vivo. No tenemos remedio.

@marcosduranfl

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