Los jóvenes deben vivir, muchos están atrapados en las drogas

Lo conocí cuando él era un adolescente de 15 años, participó con muchos otros jóvenes, ataviado a la usanza Alazapa para una grabación de televisión de transmisión nacional. Con arco y flecha, y una peluca para acentuar más la semejanza con un poblador aborigen aridoamericano, confluyó con entusiasmo y orgullo emulando una de sus raíces ancestrales. En ese momento se había convocado a niños, jóvenes y adultos para representar uno de los relatos orales sobre Bustamante, Nuevo León, cuando llevaba el nombre de San Miguel de Aguayo en tiempos del virreinato.

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Francisco había demostrado su habilidad para el dibujo, también intentó estudiar enfermería y en algún momento en que ya estaba bajo las sombras de la drogadicción intentó acercarse a una autoridad estatal que llegó al pueblo. Lo vi llegar conduciendo su bicicleta, observándolo bajo signos de algún psicotrópico. Él quería vivir, quería desprenderse de sus circunstancias familiares. Hace días fue encontrado sin vida. Lo asesinaron y lo dejaron sobre las vías del tren para que pareciera accidente, pero no tenía golpes en su cuerpo y estaba desprendida su cabeza. Sólo tenía 21 años.

¿En qué momento una persona sana es atrapada por el flagelo de las drogas? México es la parte final de un corredor terrestre para la transportación de estupefacientes que se producen en otras latitudes del continente Americano y que tienen demanda en Estados Unidos. Ahora que probablemente el próximo presidente de esa nación será el candidato republicano que ha prometido que, de ganar las elecciones del próximo noviembre, elevará la cacería de indocumentados, fortalecerá el cerco a los migrantes en la frontera sur de su país e impondrá aranceles estratosféricos a productos chinos; valdría la pena considerar a la droga como una importación legal.

Quizá legalizando el paso de la droga en la nación vecina, cambiaría su circulación en México en donde, paralelamente a las frituras y alimentos de harina chatarras, llega a todas partes de manera pulverizada a través del narcomenudeo. Entonces en México no resultaría un negocio subterráneo. Pero aquí y en donde quiera debe ser muy penado el que adultos introduzcan a las drogas a niños y adolescentes.

Bustamante sigue siendo un lugar donde se puede vivir en paz, es increíble disfrutar de sus noches estrelladas y de su silencio nocturno, al compás del viento y de la danza de las copas de sus nogales, aunque sin ninguna duda es un lugar que cuenta con una población altamente politizada, para muestra el hecho de que existe la posibilidad de que se realicen elecciones municipales extraordinarias, pues una de las casillas electorales que representa el 20 por ciento de la población votante fue anulada por el Tribunal Electoral local, aunque faltaría saber si intervendrán otros criterios a los judiciales. Debo señalar que este municipio se mantuvo en el ranking de los más participativos en Nuevo León porque en los comicios recientes votaron cerca del 100 por ciento de los ciudadanos registrados en el padrón electoral.

Pero hoy Bustamante, comunidad hermana de Saltillo, Coahuila, está de luto porque perdió a uno de sus hijos que pudo haber tenido un destino distinto, el destino que merecía. Al morir, queda la gran responsabilidad de hacer algo por los jóvenes del lugar, lo que no corresponde exclusivamente a las autoridades municipales ni a las estatales: corresponde a las familias, a la sociedad civil en coordinación con las autoridades mencionadas. Pronto será abierto el Centro para el Bien Común, que tendrá en paralelo actividades propias de un centro comunitario. Se enfocará principalmente en los jóvenes, también en esos grandes olvidados que son los adultos mayores.

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En Coahuila deben acentuarse las labores preventivas, pues se estima de acuerdo con información de la Secretaría de Salud federal que un 16.3 por ciento de los estudiantes han consumido alguna droga, cocaína, mariguana, estimulantes. En el caso de Nuevo León, el porcentaje es de un 14.5 por ciento. Que uno de sus integrantes esté en condiciones de drogadicción afecta a toda la familia, por lo que desde ese núcleo se debe poner atención y brindar cuidados para evitar esta situación que se acompaña de la muerte.