Los monopolios del gobierno federal
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La declaración del subsecretario Hugo López-Gatell que los consultorios médicos de las farmacias “habían ocasionado muchas muertes por mala atención del COVID-19” deja en claro que su intención no es realmente la salud de los mexicanos sino la política o politiquería relacionada al sector salud. En pocas palabras, el gobierno federal está buscando a toda costa tener monopolios que le sirvan de alguna manera a sus intenciones políticas. Primero el monopolio de la energía a través del control del petróleo y sus derivados y de la energía eléctrica, a pesar de violar acuerdos internacionales y de no tomar en cuenta las necesidades de crear sistemas de producción generadores de energías limpias. Ahora la salud, y a qué me refiero, si la intención es desaparecer los consultorios de las farmacias, que la verdad sea dicha, han venido a reducir la carga de consultas del sistema de salud público, se tendrá que buscar una alternativa para el público con enfermedades no graves. Hoy simplemente no existe.
En México, todo lo que el gobierno provee, es percibido por la mayoría de la población como un “favor” y no como una obligación derivada del pago de impuestos y de la propia tarea del ejercicio del poder. La gente no se da cuenta que todo lo que recibe en apoyos, no es un favor; comentarios entre la gente de 65 y más que recibe una pensión, por ejemplo, dice “el Presidente me dio mi pensión”, los ninis, dicen que su Presidente si les da un apoyo, y así innumerables ejemplos donde se debe recordar a estos segmentos de la población que el dinero proviene de los que pagamos impuestos y no es un favor, es un derecho, sin cuestionar el programa.
Ahora con la salud, monopolizar este sector es muy peligroso para todos. En primer lugar, el Seguro Social está demostrado que ha sido rebasado por el número de pacientes, no hay medicinas, y cuando las hay es por muy corto plazo, una operación puede llegar en muchas ocasiones a programarse cuando el paciente ya se murió, desde luego, esperando. No es este gobierno el culpable solamente, también los anteriores que no planearon adecuadamente los recursos. Al desaparecer los consultorios de las esquinas, como se pretende por parte de López Gatell, que ya lo dijo, es evitar que se atiendan de manera incorrecta enfermedades crónicas o enfermedades infecciosas de larga duración. Según su perspectiva, esa es una de las causas principales de que México esté entre los tres países del mundo con mayores muertes por COVID-19. Nada más falso que eso puesto que estos consultorios reportan una atención de enfermedades como resfriados, infecciones leves, principios de otras enfermedades graves que son canalizados a otros centros de atención. Lo digo porque simplemente, las farmacias no venden por ejemplo antivirales, medicinas contra el cáncer, en ninguna versión, sólo por mencionar dos ejemplos. En pocas palabras, las farmacias que cuentan con consultorios se enfocan a vender sus medicinas, que están limitadas en cuanto a abastecimiento y control por parte de la Secretaría de Salud para curar cuadros leves. Haga una prueba, porque ya lo hice para hacer este artículo, vaya allí y pida por ejemplo “Valium”, y verá usted lo que le dicen, si se ríen, la fue muy bien.
Es entendible que se quiera tener el monopolio de la salud, nada daría más votos que eso. Imagínese que usted se enferma y ahora sí, con su credencial del partido “X” para no decir nada inapropiado, usted se salta a los que van adelante por ser del partido “Y”, su felicidad y agradecimiento como mexicano iría a ese partido, olvidando que es la responsabilidad del gobierno darle servicios de salud y no un favor.
El control al que el gobierno actual quiere llegar en este sector, es como si todas las gasolineras volvieran a ser de Pemex, como era antes. Todos los consultorios de salud, serían del gobierno y eso no es posible por dos razones. No hay presupuesto suficiente para poder atender a todos los enfermos del país, tanto a crónicos como a no crónicos. Las colas para ser atendida una persona en cualquier sistema de salud, no sólo el IMSS o el ISSSTE, el hospital del magisterio aquí mismo en nuestra ciudad, tienen lista de espera de meses en cirugías o con especialistas. Los análisis clínicos pueden tardar hasta un mes si no son urgentes. Si agregamos toda la gente que se atiende por consultas de 30 pesos y con medicinas de buena calidad, simplemente el sistema de salud colapsaría. En segundo lugar, ya está claro, muy pocos médicos por el momento quieren trabajar para el gobierno pues sólo 568 atendieron la convocatoria de las 10 mil plazas ofertadas por el IMSS. Las razones son claras, malos salarios, condiciones poco propicias para trabajar empezando por las declaraciones poco halagadoras del presidente, inseguridad laboral, y no por las enfermedades sino por los sicarios que ahora matan médicos dentro de los hospitales y a la salida de ellos. Para un médico es más peligroso un malviviente que un virus, así de ridícula es la vida en México.
Con la salud no se juega porque pone en peligro la vida de las personas, politizar la salud y utilizarla como moneda de cambio es algo que no podemos tolerar como sociedad porque conlleva un precio muy alto que nadie puede pagar. Las transformaciones no son para destruir simplemente y dejar a las personas con algo peor. Ya quitaron el seguro popular que bien o mal funcionaba, el Insabi no existe en términos reales. En salud puede pasar como el intento que quiso realizar el gobierno federal de entrar al sistema financiero con el Banco del Bienestar, fracasar al nivel del ridículo. Un banco que no hace actividades bancarias. ¿Será que ahora se inventen los consultorios del bienestar? Todo sea por la política, pero no económica, aclaro.