Los niños en las sociedades de la información y la inclusión

Opinión
/ 26 marzo 2024

En clase, con estudiantes en la materia de Opinión Pública, en la universidad, se habló de la década de los años noventa, una década en la que sin duda en lo político y económico marcó una era en el tiempo para los mexicanos.

El asesinato del obispo Juan Jesús Posadas Ocampo, en 1993, en Guadalajara; el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en enero de 1994; la crisis económica de diciembre de ese mismo año; y el asesinato y el involucramiento en ellos de miembros prominentes de la política mexicana, sucedidos poco después, fueron hechos significativos y muy importantes para el desarrollo de los acontecimientos de la misma década.

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En otros temas transitamos por acontecimientos de otra envergadura y visión, como la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y las estatales. El otorgamiento de un Premio Nobel de Literatura al mexicano Octavio Paz y el del Príncipe Claus, por sus aportaciones en el campo cultural, para el también escritor mexicano Carlos Monsiváis.

México se abría al mundo con el establecimiento de nuevas dinámicas en el sector comercial y con el restablecimiento de las relaciones del Estado mexicano con el Vaticano, así como en lo cultural, con la organización del Primer Congreso Internacional de la Lengua Española organizado en Zacatecas.

Así, importantes hechos en diversas materias tuvieron asiento en esa década. El nacimiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el de las estatales vendrían a marcar la defensa a las personas conculcadas en sus derechos humanos por una autoridad.

Todas las iniciativas que luego vendrían a favorecer esta defensa fueron en gran medida posibles gracias al nacimiento de las comisiones de derechos humanos, porque la sociedad cambió también. La sociedad ha empujado a consolidarlo, el que exista ahora una mayor participación por parte de la ciudadanía para la defensa de sus derechos forma parte de una dinámica que han hecho crecer los habitantes de cada gran ciudad; los moradores de rancherías y pueblos.

Un gran avance en este sentido, y muy significativo, ha sido el de consolidar asimismo la defensa de niños y jóvenes. La sociedad que los incluye considerando la importancia de su voz, lo destacado de su mirada, ha madurado. Los niños y los jóvenes, contemplados como fundamentales y comprendidos.

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La publicidad y el comercio se dieron cuenta pronto de un ángulo que supieron explotar. Pero cuando la sociedad los ha incluido, cuando las instituciones los atraen a sus programas educativos y culturales, se ha permitido su acceso natural a todo lo que a la misma sociedad interesa. Cuando los medios de comunicación los interesan y los involucran, contribuyen de manera notable en ese acceso natural al mundo en el cual viven, al cual pertenecen y en el que pueden incidir con su frescura y su mirada de estreno.

CIUDAD DEPORTIVA

Da tristeza observar el arroyo que, situado dentro de sus instalaciones, carga una gran cantidad de basura, mucha de ella generada por los mismos paseantes. A lo largo de la Ciudad Deportiva, desechos inorgánicos la cruzan. Un amigo historiador oriundo de la Ciudad de México explicaba a sus alumnos en su universidad que la bolsa de papas que cualquier persona arroja descuidada e irresponsablemente en la calle, llega a dar a las alcantarillas de cualquier ciudad de playa, que luego arriba al mar. Las miles de bolsas de todo tipo de basura. Así de importantes los vasos comunicantes que son los ríos y su cauce.

Más conciencia ecológica hace falta y mayor vigilancia y cuidado.

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