Más sabores que sinsabores en el primer año de actividades en el gobierno de Manolo Jiménez

Ha transcurrido sin sobresaltos importantes el primer año de la administración de Manolo Jiménez como gobernador del estado que, de entrada, emprendió un camino seguro que ve con satisfacción la ciudadanía, salvo algunos sinsabores.

La estructura conformada por el primer círculo dentro de su gabinete legal está dando los resultados que la población esperaba, de manera que se ha ido traduciendo en la solución de las demandas que le hicieron como candidato y que prometió resolver.

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Sin embargo, dentro del gabinete ampliado todavía quedan reductos del anterior gobierno, quienes traen adosados algunos criterios que utilizaron antes y que ahora, con un perfil inapropiado, desvirtúan tareas que el presente gobierno desea se establezcan.

En cuanto a la armonización de las identidades que conforman la arquitectura de los tres poderes, siempre se ha invocado la separación de los mismos, sin embargo esos actos en realidad son revestidos de una simulación, pues la nominación de las cabezas y los brazos que dependen de ellas tienen una señal que proviene de Palacio de Gobierno; si no, diga usted, ¿quién designa en forma subyacente a diputados locales y federales, a senadores, a los magistrados del Tribunal Superior de Justicia junto con su presidente y a muchos que dependen de ellos?

Esa es una actitud que deja sin libertad a los titulares de los poderes para escogerlos con la posible mengua de la productividad que la justifica bajo la seguridad que fueron enviados por otro que no es su jefe inmediato. Es claro que siendo pares, la supremacía que el titular de uno de los poderes, en este caso el del Ejecutivo, escoja a los que manejan los otros poderes de acuerdo a su muy especial conveniencia. Es fácil comprender la dependencia.

Aquí en Coahuila, la conducción del Poder Judicial ahora mismo es arrastrada del sexenio anterior, cumpliendo con la normatividad que lo rige en el que marca su término un año después de que tome protesta el nuevo titular del Ejecutivo del Estado, por lo que se supone que habrá pronto cambio del titular o permanezca por otro periodo de siete años según lo considere el gobernador. Y su evaluación, ¿quién la calificará?

Por el lado del Poder Legislativo la complacencia para dirigirlo fue depositada en una abogada joven, discreta, segura de su papel, preparada y con un trato educado emparejado con la firmeza de su competencia sin perder la verticalidad, cuyo resultado le ha otorgado la seguridad de conducir sobre rieles esa parte constitutiva de la estructura del Gobierno del Estado, por lo que deriva en pensar que su selección fue un acierto. Solo una recomendación, habrá eventos que por su trascendencia deba acompañar al Ejecutivo, pero en otros casos es conveniente que se disocie de él y le dedique ese tiempo a su trabajo para el que fue votada.

Por estos días está por concluir el primer año de la actual administración estatal, ahora mismo políticamente se pensaría que restan cinco años para su término, pero realmente quedan cuatro, pues el sexto, con una influencia disminuida, se pierde en asuntos de la sucesión en la que tomará parte activa, y luego llegará el ominoso séptimo año, tiempo de abrir la Caja de Pandora.

En este primer año de gobierno, ¿qué ha pasado con los funcionarios de primera línea del gabinete?, ¿han cumplido fehacientemente con su trabajo de manera que les arroje una calificación de desempeño aceptable?

Es conveniente que se haga una evaluación de los programas versus el Plan Estatal de Desarrollo y saber si los puntos plasmados en el documento fueron cumplidos durante este tiempo, pues es de vital importancia que la ciudadanía conozca los resultados de la actividad gubernamental en todo su contexto, aunque sea de forma sucinta, y tomar en cuenta si en la realización de los planes y programas se justificó el acatamiento de las decisiones que tenían prioridad en tiempo y presupuesto.

Se lo digo EN SERIO.

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@aguirreperalesf