Maternar
La primera vez que leí el término maternar fue en un ensayo sobre fotógrafas latinoamericanas hace algunos años y desde entonces me acompaña. Maternar es aquel acto que, desde el cuidado, se entretejen relaciones afectivas, energéticas y emocionales. Años más tarde, sentí la contundencia y complejidad de ese acto en una exposición del MUAC sobre dicho tema; dejaba fuera las formas románticas que nos han inculcado y, por el contrario, a través de piezas de artistas mujeres de trayectoria internacional presentaron diversas lecturas, realidades, cuestionamientos.
La maternidad no es igual a la felicidad, tampoco lo es al hastío. Es una experiencia que cambia constantemente, donde la perfección no tiene lugar, y que es necesaria cuestionarla (nos) desde el arte. ¿Qué se ha dicho o hecho a partir de ese tema en las artes visuales? ¿Quiénes son las artistas que nos han volcado a tomarlo? Si bien desde los años setenta artistas feministas se cuestionaron sobre la educación, el poder, la cultura en torno a la maternidad, desde Louis Bourgeois hasta Ana Casas Broda, hoy hago referencia a mis pares coahuilenses las cuales abordan dicho tema con búsquedas estéticas particulares:
Me viene a la mente la obra de Rebeca Cordero, quien constantemente retrata la maternidad, la cotidianidad; sin hacer ejercicios documentales, nos lleva a la ficción y al juego físico, pero también al silencio que quizá las cuidadoras necesitamos por momentos. Anteriormente su obra se basaba en los espacios íntimos – y en la intervención fortuita de displays de tiendas departamentales que emulan estos espacios- ahora su obra está cargada de simbolismos de esos sueños postergados que se hacen presentes eventualmente, como preguntándonos si algún día serán realizados. En su obra hay presencia dentro de la ausencia, hay juego dentro del cansancio, hay orden mental dentro del caos del espacio familiar.
Desde el collage, sin desprenderse por completo de la fotografía, Ana Carral representa a la mujer en diversos planos, tanto físicos como cósmicos. Dichas mujeres, bajo la estética del cine italiano de los años sesenta, pareciera que se buscan y se encuentran. Sin embargo, en su última serie, el profundo deseo de ser madre tomó forma en papel, para posteriormente gestar a un ser que la ha llevado por sentimientos inimaginables, de amor y de lucha con sus propias sombras. Con un interés genuino de la transmutación, Ana abraza al collage como su aliado para el trabajo de la paciencia, la observación y la disciplina.
Finalmente, el trabajo de las fotógrafas Karla Sotelo, bajo el sesgo documental y, Susana Nava bajo la mirada contemporánea, retratan instantes en donde sus infantes se olvidan de la mirada de mamá para jugar y divertirse en el presente, sin saber que en un futuro esas imágenes conformarán historias que permanezcan en su memoria.
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