Metrobús Laguna, la afrenta por excelencia

Opinión
/ 18 agosto 2024

En la semana el gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez Salinas habló del fallido proyecto del Metrobús Laguna, donde indicó que se estudia la posibilidad de hacer adecuaciones con la idea de que no se regresen a Banobras los recursos que ya se ejercieron, pues hay que recordar que de no cumplirse el proyecto se tendría que devolver el dinero prestado.

Me llamó la atención las declaraciones del mandatario porque refirió que se reunirá con los alcaldes de los municipios para “conocer su plan” en materia de transporte y dijo que dependerá mucho de “la voluntad y el plan de cada uno de los alcaldes”.

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Con esto lo único que se demuestra es que no existe absolutamente ningún plan ni estrategia para sacar adelante uno de los proyectos más oprobiosos en la historia reciente del Estado, y más específicamente en La Laguna.

Hace tres años en el espacio radiofónico de Contrapunto, en GREM Radio, pronostiqué que el proyecto no lo concluiría el exgobernador Miguel Riquelme, a pesar de que empeñó su palabra porque, dijo, “soy un hombre de compromisos”. Mi pronóstico fue cierto.

El Metrobús Laguna, que en teoría resolvería un problema de movilidad, se ha convertido en un estorbo y un problema, tanto que ya no se sabe qué hacer, ni existe realmente una estrategia.

Sin embargo, me llama la atención que a ocho meses de iniciar la administración y a menos de cinco meses de terminar el plazo con Banobras, no exista realmente una directriz para darle continuidad a este proyecto cuyo convenio de apoyo financiero se firmó hace ocho años. Se supone que en los primeros 100 días de administración habría un diagnóstico, pero al menos públicamente no existe nada.

Esperar los planes de los presidentes municipales es no tener un plan propio; “estudiar la posibilidad de hacer adecuaciones” es simplemente patear el bote para adelante. La realidad es que no hay pies ni cabeza sobre este problema.

El gobernador nombró a Fernando Gutiérrez como subsecretario de Transporte, Movilidad e Infraestructura de Coahuila, quien a la fecha no ha presentado tampoco un plan para reactivar las obras. Por el contrario, su desempeño ha sido bastante gris en estos ocho meses.

Para el proyecto del Metrobús Laguna, o Bus Laguna como le quisieron llamar después, ya no se necesitan discursos ni buenas intenciones; no se necesitan cambios de nombre o demagogia futurista. Lo que se necesita son hechos, se necesitan planes, proyectos, cronogramas, estrategias. Nada de eso se ve.

AL TIRO

Los paraderos están cada vez más deteriorados y la estación Nazas es el reflejo del atraso y lo estropeado del proyecto.

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Todo parece indicar que el Metrobús Laguna se convertirá −para mí ya se convirtió− en la afrenta número uno para los laguneros, el proyecto fallido por excelencia. Por encima del Distribuidor Vial Revolución que fue demolido, por encima de la obra negra en la que quedó el Centro de Integración Juvenil para las Adicciones en San Pedro, por encima de las plantas tratadoras de agua que quedaron abandonadas y sin terminarse.

El Metrobús Laguna será el elefante blanco por excelencia, el símbolo de la corrupción, el emblema de un fracaso. Y a los responsables, que les caiga el saco, porque hablar de justicia es una utopía.

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