Mi primera lección de Derecho
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A la primera
generación AIDH
La Academia IDH ha iniciado un nuevo programa de Licenciatura en Derecho. En ella, soy profesor principalmente, de cuatro materias: Teoría del Derecho, Teoría de la Justicia, Filosofía del Derecho y Estudios Críticos del Derecho. Es una gran responsabilidad transmitirles a mis estudiantes su primera lección de Derecho. Es el punto de partida de su formación profesional.
Siempre me ha gustado la teoría general del Derecho. Es la que, en mi experiencia, me ha ayudado más a resolver los problemas prácticos de mi profesión. No hay soluciones, sin ideas. No hay ideas, sin teorías. No hay teorías, sin filósofos. Necesitamos elaborar conceptos para explicar la realidad. De ello depende su comprensión, su significado, su utilidad y su eficacia.
Para entender lo que es o debe ser el Derecho, sus propiedades principales, tenemos que acudir a la teoría. Nada mas que ella, en muchas ocasiones, es confusa, ambigua e imprecisa. Si hay algo que la mayoría de los estudiantes odian es la teoría general. La mayoría quiere saber cómo hacer un testamento, un contrato o una sentencia. Saber litigar. Muchos se concentran en memorizar las leyes. Otros en aprender las técnicas de litigación para saber comportarse ante un tribunal. Existen, pues, muchas formas de aprender Derecho.
Pero lo que, a mi juicio, es importante enseñarles desde el principio a los que inician su carrera de leyes es que van a aprender a pensar como juristas. Es decir, van a comenzar a entrenar su mente, su carácter y sus convicciones para dominar un tipo de razonamiento que utiliza una determinada metodología jurídica para resolver los problemas de una sociedad, desde el imperio de la ley.
Es decir, todas las personas, en cualquier disciplina, aprenden a argumentar. Incluso todas las personas podrán tener buenas o malas razones para entender o significar las normas, aunque no sean juristas. Pero solo a nosotros nos entrenan para pensar en forma jurídica. Si a nosotros nos dicen “alimentos” sabemos que no sólo significa la comida del día; puede también significar el vestido, como uno de los deberes que los padres tenemos con nuestros hijos: darles alimentos, en términos jurídicos, no sólo es invitarles una Big Mac; también es llevarlos a comprar ropa.
Entonces: la primera lección de los juristas, a propósito del profesor Frederick Schauer, es tratar de enseñar que su viaje comienza con el saber del razonamiento jurídico que permite elaborar normas, interpretarlas y aplicarlas para normar una determinada situación que es relevante para la comunidad. El Derecho, por tanto, puede tener diferentes conceptos, concepciones, métodos de interpretación o metodologías. Lo que importa es que nuestros alumnos y alumnas tengan la oportunidad de conocerlas todas para saber construir, mantener y perfeccionar el orden jurídico que nos hemos dado para vivir en forma justa, con orden y seguridad.
Muchos piensan, sin embargo, que los teóricos somos un problema para la práctica. Sólo confundimos, dicen. Los filósofos hacemos que los estudiantes terminen odiando el Derecho. Muchas lecturas, muchos conceptos, muchos autores. Es la muerte. Los aprendices del derecho, dice el profesor J. G. Riddall, terminan odiando a la teoría del Derecho.
Pero, como decía Kant, una buena práctica se basa en una buena teoría. La realidad se explica, se prescribe y se puede transformar con las normas que, desde una buena concepción, se pueden elaborar, interpretar y aplicar. En eso se basa nuestro quehacer profesional. Somos los profesionales de las normas para resolver los problemas de la sociedad. Para ordenarla, para hacerla justa, para prescribirla. En fin, los juristas nos entrenamos para resolver problemas de las personas con base en la ley. Eso es lo que le da un estado de derecho a una comunidad.
T+O+L+S= JSXII
Esta semana inicié mis clases para plantear la pregunta que siempre nos hacemos los juristas: ¿qué es el Derecho? Durante algunas sesiones revisaremos las principales posiciones de Hart, Bobbio, Kelsen, Ferrajoli y muchos otros autores. Espero, por tanto, que no odien su primera lección porque será pesada. Pero sobre todo, amen la teoría porque es la que nos da siempre las respuestas a nuestros problemas.
En la Academia IDH, además, vamos a trabajar con una nueva metodología para enseñar el Derecho. Tendrán talleres de Arte y Derecho para que comiencen a entender las ideas jurídicas desde la creatividad. Tendrán laboratorios para experimentar con problemas reales. Tendrán observatorios para estudiar los casos. Tendrán seminarios especializados para profundizar en los temas de cada materia.
Todo ello garantiza, a mi juicio, la mejor educación jurídica que se va brindar en nuestra universidad. Porque la educación de calidad no es un lujo. Es un derecho fundamental de la sociedad.