Mirador 05/02/2025
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Él la vio a ella, y ella a él. Y ella no tuvo ya ojos para la vaca, ni él para su libro
John Dee era maestro en las ciencias y artes del cielo y de la tierra. Sabía de teología y matemáticas; de astronomía y música; de filosofía y alquimia.
Una cosa no sabía, sin embargo: vivir.
Leía mucho, pero leer no es vivir.
Pensaba mucho, pero pensar no es vivir.
Estudiaba mucho, pero estudiar no es vivir.
Mas vino a suceder que un día el filósofo vio en el camino a una muchacha de rubias crenchas y mirada azul. John Dee iba leyendo un libro, y la joven conducía una vaca. Él la vio a ella, y ella a él. Y ella no tuvo ya ojos para la vaca, ni él para su libro.
Entonces John Dee aprendió a amar. O sea que aprendió a vivir. Quien eso ha aprendido es dueño de toda la sabiduría.
¡Hasta mañana!...