Mirador 08/02/22
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Ante mi asombro me hizo varias preguntas:
-¿Escucha usted el susurrar del viento entre los pinos de esa montaña que está a 50 kilómetros de aquí?
Respondí:
-No.
Dijo:
-Yo sí lo escucho. ¿Oye usted el silbato de la locomotora que en estos momentos va pasando por Poughkeepsie, Nueva York?
-No.
-Yo si lo oigo. ¿Alcanzó usted a percibir el suspiro que hace un momento exhaló la enamorada joven que en el otro extremo de la ciudad está pensando en su novio ausente?
-No.
-Yo sí lo percibí –dijo la tapia. Y en seguida me reclamó con irritado acento:
-¿Entonces por qué diablos ustedes dicen siempre: “Está más sordo que una tapia”?
¡Hasta mañana!...