Mirador 15/05/2025

Opinión
/ 15 mayo 2025

Si hay un infierno, debe ser para los que amenazan a su prójimo con el infierno

No sé si este amigo con quien tomo la copa –varias– los martes por la noche es un creyente que no cree muchas cosas o un descreído que muchas cosas cree. Ayer, por ejemplo, declaró:

Desde niño dejé de creer en el infierno. El cura de San Juan nos decía que todos los protestantes se iban a condenar, pues fuera de la Iglesia no había salvación. Juanita, la criadita de la casa –el mismo cura me decía que mi mamá pasaría más tiempo en el purgatorio por haberla contratado–, era la mejor muchacha del mundo. No fumaba, no iba a bailes, y sus ratitos de descanso los dedicaba a leer la Biblia. ¿Cómo era posible que alguien tan buena como ella se fuera al infierno?

Concluye mi amigo:

Si hay un infierno, debe ser para los que amenazan a su prójimo con el infierno.

Yo guardo silencio. He aprendido que es muy peligroso discutir acerca de temas religiosos. Por causa de la religión han muerto cientos de miles de cristianos, y los cristianos han matado a cientos de miles por no serlo. In vino veritas, decían los latinos. En el vino reside la verdad. En este momento el vino me lleva a preguntarme si la verdad residirá también en otras partes.

¡Hasta mañana!...

Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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