MIRADOR 20/10/2021

Opinión
/ 20 octubre 2021

Colibrí...

Es tan leve que cuando se posa sobre una flor la flor pesa menos de lo que pesaba antes de que el colibrí se posara sobre ella.

El vuelo de este pajarillo diminuto es tan rápido que el Sol no alcanza a poner su sombra en la tierra. Nunca está donde estaba. Nunca está.

Todos los días me visita un colibrí, pues pongo en la ventana del jardín un poco de agua con azúcar. Yo hago como que no lo veo, y él hace como que no me ve, para que ninguno de los dos se dé cuenta de la presencia del otro.

Luego se va, pero me deja la visión de su belleza.

Efímero es el colibrí, como la vida.

El colibrí, como la vida, es eterno.

Permítanme declarar mi amor por esta pequeña maravilla, el colibrí, tan fugitivo y frágil.

Permítanme declarar mi amor por esta majestuosa maravilla, el colibrí, tan grande y fuerte que durará lo mismo que la eternidad.

¡Hasta mañana!...

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