Mirador 21/01/2025

Opinión
/ 21 enero 2025

Sabrosa y cálida bebida es el chocolate. En estos días de frío lo tomo en el desayuno, y es como si me tomara el sol

Atlaquetzalli.

Esa palabra náhuatl significa “agua preciosa”.

La usaban los antiguos mexicanos para nombrar al chocolate.

Nuestros antepasados aborígenes lo bebían perfumado con vainilla, hojas de acuyo o pétalos de flores aromadas, y pensaban que quien lo tomara diariamente viviría luengos años y tendría muchos hijos.

Niño yo, el buen padre Secondo me oía en confesión −¿qué culpas podía confesar a los 7 años?− y al verme tan pequeño y tan flaquito me decía:

−De penitencia te vas a tomar todos los días una taza de chocolate con dos piezas de pan de azúcar.

Sabrosa y cálida bebida es el chocolate. En estos días de frío lo tomo en el desayuno, y es como si me tomara el sol. En “El mayordomo” de Oaxaca me compré un molinillo. Con él se le hace al chocolate una espuma que me lleva a evocar la suave cabellera de una mujer hermosa y cálida.

Habrán de perdonarme si en este momento suspendo la escritura.

Es hora de mi chocolate.

¡Hasta mañana!...

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