Mirador 23/06/2025

Opinión
/ 23 junio 2025

Los tíos murmuraban en voz baja, quizá con un dejo de envidia, que tenía tres esposas y tres familias, pues con las tres señoras procreó hijos

Este pariente mío era hombre guapo. Alto, fornido, bien plantado, tenía tez morena y ojos verdes. Además era fácil de palabra, conceptuoso. Disponía, entonces, de todas las herramientas necesarias para ser un seductor. Y lo era. En cuestión de mujeres donde ponía el ojo ponía la bala. Y era tirador asiduo.

Yo, muchachillo adolescente, lo admiraba en secreto. Los tíos murmuraban en voz baja, quizá con un dejo de envidia, que tenía tres esposas y tres familias, pues con las tres señoras procreó hijos.

Eso, sin embargo, no era lo extraordinario. En aquel tiempo se acostumbraba mucho lo de la casa grande y la casa chica, y no eran pocos los másculos que se las arreglaban para tener también casa mediana. Lo notable de este caso es que las tres señoras y sus respectivas proles se conocían entre sí, y llevaban buena relación. Cuando murió mi pariente las tres esposas se consolaron unas a otras en el velorio, y sus numerosos hijos lo lloraron juntos.

No lo pongo como ejemplo. Admito que su vida fue poco edificante. Pero me pregunto cómo logró hacer lo que hizo. Se lo preguntaré a algún experto en relaciones humanas.

¡Hasta mañana!...

Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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