Mirador 24/06/2024

Opinión
/ 24 junio 2024

Llueve.

Ahora sí, Dios está en el cielo, en la tierra y en todo lugar.

Hemos vuelto a la cocina de la casa del Potrero. La sobremesa después de la cena se vivifica con la charla de los presentes, con el recuerdo de los ausentes y con una taza de té de yerbanís o una lenta copita de mezcal.

Doña Rosa narra uno de los decires de don Abundio, su marido.

-Me avisó él: “Voy al Saltillo, porque el practicante me recomendó que me haga unos análisis y se los lleve al médico”. A su regreso le pregunté: “¿Qué te dijo el dotor?”. Me contestó: “Pos dizque traigo alta presión. Y sí ha de ser, porque estoy meando a bastante distancia”.

Reímos todos, menos don Abundio, que se atufa con las risas. Masculla hosco:

-Vieja habladora.

Doña Rosa forma con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:

-Por ésta.

¡Hasta mañana!...

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