MIRADOR 25/08/2022

Opinión
/ 25 agosto 2022
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Desde su retrato en marco oval con vidrio cóncavo me mira don Tomás Berlanga.

¿Me mira? No puedo asegurarlo, pues sucede que el señor licenciado Berlanga, nacido en el Potrero de Ábrego, era bizco. Por más que el anónimo fotógrafo se esforzó no pudo disimular el estrabismo del atildado pero turnio caballero.

A fines del antepasado siglo y principios del pasado don Tomás Berlanga destacó en Saltillo como recio jacobino, encendido liberal. Cuando se inauguró el Teatro Acuña, hecho todo de madera, incluso el mecanismo del reloj de su fachada, don Tomás declaró que ese recinto de cultura estaba situado “en medio de dos barbaries”, pues se hallaba entre la plaza de toros y el templo de San Esteban. Yo ya le he perdonado lo del templo; lo de la plaza de toros aún no se lo puedo perdonar.

Quiero bien a don Tomás Berlanga, porque decía lo que pensaba y pensaba lo que decía, Virtud es ésa difícil de encontrar en nuestro tiempo. En cualquier tiempo.

¡Hasta mañana!...

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Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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