Nada tolerantes a las frustraciones; el impacto de la pandemia en niños y adolescentes
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En los últimos meses, muchas escuelas me han reportado que ahora, al regreso presencial, la mayoría de los alumnos tienen muy poca tolerancia a las frustraciones y ante cualquier dificultad abandonan o reaccionan impulsivamente para manifestar su inconformidad. He notado un aumento significativo en la cantidad de niños y adolescentes que experimentan falta de tolerancia y frustraciones después del COVID-19.
El cambio repentino en sus rutinas diarias, la falta de interacciones sociales y las interrupciones en su educación han dado como resultado un aumento de los niveles de estrés y angustia emocional entre las generaciones más jóvenes. El COVID-19 ha impactado significativamente la salud mental de niños y adolescentes en todo el mundo. El cambio repentino al aprendizaje en línea, la falta de interacciones sociales y la incertidumbre sobre el futuro han resultado, de chicas y chicos, problemas de salud mental especialmente entre los adolescentes.
Varios estudios nos indican que los niños y adolescentes que experimentaron traumas o experiencias infantiles adversas, previo a la pandemia, tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos de salud mental después del COVID-19. La pregunta importante es ¿por qué? El cambio repentino en sus rutinas diarias, la falta de interacciones sociales y las interrupciones en su educación han dado como resultado un aumento de los niveles de estrés y angustia emocional entre las generaciones más jóvenes. La falta de apoyo y alejamiento emocional de los padres, familia y profesionales de la salud mental también pueden contribuir al desarrollo de trastornos de salud mental.
Los padres juegan un papel crucial para ayudar a los niños y adolescentes a sobrellevar la falta de tolerancia y las frustraciones postpandemia. Es esencial comunicarse con niños y adolescentes y brindar apoyo emocional durante estos tiempos difíciles, además es muy importante fomentar la actividad física, la alimentación saludable y los buenos hábitos de sueño. Aumentar las interacciones sociales para convivir, jugar o realizar actividades al aire libre ayudan a reducir los sentimientos de aislamiento y soledad.
Las escuelas también juegan un papel vital implementando programas de salud mental, inteligencia emocional y ejecutiva, así como interacciones sociales saludables, que ayudan a equilibrar los estados emocionales de niños y adolescentes. En las últimas semanas se ha observado en una gran cantidad de escuelas un incremento de bullying, acoso y violencia entre los estudiantes. Muchos de ellos no saben cómo canalizar sus frustraciones, estrés y ansiedad, y explotan agrediendo a sus compañeros y amigos sin compasión y empatía.
El COVID-19 ha impactado significativamente la salud mental de niños y adolescentes en todo el mundo, y ahora más que nunca es fundamental que escuelas y familias trabajen de la mano para reducir los riesgos de salud mental abordando directamente estos problemas y brindando apoyo, tiempo y recursos para ayudarlos a sobrellevar el estrés y la angustia emocional causada por la pandemia.
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