Narcocorridos, Katy Perry y Luis Miguel

El fin de semana pasado se llevó a cabo en el Palenque de Texcoco la actuación del cantante de narcocorridos Luis R. Conriquez, la cual dio mucho de qué hablar el resto de la semana.

Lo más lamentable fue que, más que su desempeño musical, lo que hizo más ruido mediático fue el zafarrancho que propició en apariencia la declaración del cantante a su público de que iba a dejar de interpretar a partir de esa presentación sus también llamados “corridos bélicos” para darle cabida a otros géneros, algo que al parecer que tan mal recibido por los ahí presentes que provocaron los disturbios que llevaron a la detención de varios de los involucrados y, más recientemente, a la cancelación del concierto de Conriquez en el Palenque de Metepec programada para inicios del mes de mayo.

La nota llegó incluso a “La Mañanera del Pueblo”, donde la presidenta Claudia Sheinbaum aprovechó para manifestar su postura frente a los narcocorridos al decir que su gobierno no se caracteriza por prohibir o censurar, y por lo tanto esta expresión musical podía mantener la tradición iniciada, según datos históricos, en 1931 por los músicos José Rosales y Norberto González con “El Pablote era temido”, tema que narra la vida del traficante de Ciudad Juárez, Chihuahua, Juan Pablo González, siendo así el primer capo mexicano en tener su propio corrido seguido en los 70s por “Camelia la Texana”, de Los Tigres del Norte, y más recientemente temas de Peso Pluma o Conriquez.

El problema que llevó a un debate que por su relevancia social retomamos en estos espacios es que, si bien aquellas manifestaciones a lo largo del siglo XX se limitaron a contar las historias acompañadas del talento musical de sus creadores, hoy día se llega al nivel de apología del delito al exaltar sus intérpretes a conductas como las que se presentaron en el Palenque de Texcoco o, peor aún, a repetir las acciones de los protagonistas de los temas en escenarios de la vida cotidiana.

Mientras todo esto sucedía en México, en Gringolandia los cantantes más que invitar a acciones violentas se prestaban más bien a encerrarse literalmente en una burbuja, en su caso una cápsula espacial, como ocurrió con una de las grandes del pop en inglés, Katy Perry, como parte del grupo de mujeres privilegiadas por el magnate de Amazon, Jeff Bezos, a quien la experiencia fue tan sublime que la llevó prácticamente a ver “fireworks” y olvidarse que antes de ese viaje fue una de las activistas demócratas en contra de una posible llegada a la Casa Blanca del actual mandatario de Estados Unidos.

Pero dejando a un lado estos tropezones musicales, vaya desde aquí mejor una felicitación a “El Sol de México”. Luis Miguel, quien este sábado 19 llega a los cincuenta y cinco años de edad en un momento personal y profesional de total celebración a la que se adelantó en días pasados formando parte de un comercial de Tequila.

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