#NarcoPresidente ¡Traigan a los rusos!
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Y viendo la devastación ocasionada por el reportaje de Tim Golden para ProPublica, el Presidente accionó el botón de pánico: “¡Traigan a la Afinogenova!”, ordenó.
En efecto, el texto del doble Pulitzer que da cuenta sobre una investigación de la DEA en torno al narcofinanciamiento de la campaña de López Obrador en 2006, dejó seriamente comprometido el legado del hoy Presidente de México.
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¡Ojo! Nadie está diciendo que esto ponga en riesgo los planes electorales del inquilino del Palacio o la amplia ventaja de la que goza su candidata-corcholata y muppet personal, la doctora Ivermectina.
Lo que sí daña es el paso a la posteridad de AMLO, a saber su mayor, si no es que su única preocupación.
El sueño de trascender en la Historia como el prócer impoluto de la Transformación de México, junto a sus homólogos (en realidad sus aprendices) Hidalgo, Juárez y Madero se ve amenazado.
El billete mágico de AMLO, ese “doscientón” que bien dobladito en su cartera y sin necesidad de feriarlo le permitió vivir 18 años en campaña, le podría resultar mucho más caro de lo que tenía calculado.
Los millones del narco son al parecer un gustillo culposo, algo a lo que pocos se pueden resistir, pero nadie está dispuesto a admitir como una de sus debilidades. Y si se demuestra que el ensangrentado dinero del crimen organizado chorreó la contabilidad del lopezobradorismo... ¡Adiós, posteridad! ¡El sueño terminó! Sin superioridad moral AMLO no puede diferenciarse de sus corruptos adversarios; y sin poderse distinguir de ellos, ¿cuál es su legado entonces?
Le insisto: La permanencia de Morena al frente del Gobierno Federal sigue en pie, no así la ambición postrera de Andrés Manuel López.
Y aquí es donde la secta me dice: “¡Maldito columnista vendido a la mafia del poder! ¡Si ya la DEA y el Gobierno de los Estados Unidos admitieron que la investigación se cerró! ¡Lo que pasa es que estás ardido porque perdiste tus privilegios! ¡Viva AMLO!... (Agregue aquí todos los insultos que crea que merece mi persona, mi ética periodística, mi postura política y mi jefecita)”.
Y en efecto, Estados Unidos cerró la investigación, lo que no quiere decir que ésta se haya caído por falta de pruebas o, en todo caso, que se demostró la completa inocencia de los señalados en el escandalito del narcofinanciamiento.
La investigación se cerró, sí, por la más sencilla y poderosa razón de todas: Por así convenir a los intereses del Gobierno de los Estados Unidos. La lectura del propio texto de Golden permite establecer estos intereses:
-En primer lugar, los delitos estaban a punto de prescribir. No tenía objeto continuar en esa línea de investigación si los cargos estaban próximos a quedar sin efecto para la Justicia.
-Haber insistido sobre ese asunto le habría cerrado por completo la puerta a la DEA, cuyo interés es continuar monitoreando las operaciones del narco en nuestro país (con nobles o perversos fines, eso decídalo usted).
-El Gobierno de EU decidió cerrar la investigación cuando era claro que Andrés Manuel López sería el próximo Presidente de México. Y en el ánimo de no tener tensiones con su principal socio comercial y, sobre todo, para tener un guardián con buena disposición cuidando el acceso a su frontera sur, fue que la investigación decidió cerrarse. Cerrarse, lo que no significa concluida y mucho menos con una nota absolutoria para el movimiento que hoy ejerce la total hegemonía política en nuestro País.
Ahora bien, si usted quiere son todas necedades: El macuspano es divino e inmaculado y con su manto santifica hasta a las ovejas más prietas del rebaño. Y es sólo coincidencia que la política en seguridad de la presente administración haga perfecta lógica y consonancia con un candidato que habría vendido impunidad al narco a cambio de unos pocos milloncejos.
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Todo es pura coincidencia y mera necedad de quien esto escribe. ¡Vale!
Pero lo cierto es que el hashtag #NarcoPresidente lo tiene hasta la fecha adolorido, por más que busque desacreditarlo como una campaña de bots y tendencia no orgánica pagada por el ser más poderoso de México, Claudio X. González.
Urgido de lavar su percudida reputación y de rociarle algo de desodorante al estercolero que trae embarrado en los zapatos, el Presidente concedió una de esas graciosas indulgencias de las que pareció olvidarse por completo desde que asumió la Presidencia: Dio una entrevista.
Desde luego, la exclusiva no fue para ninguno de los que le abrieron el micrófono cuando, siendo candidato, prometía combatir la delincuencia y frenar la militarización.
Ni Aristegui, ni Jorge Ramos, ni Víctor Trujillo desde luego. Nadie que pudiera llegar a incomodarlo servía para el propósito de esta charla entre el Hombre de Estado y el Cuarto Poder.
Lo malo es que tampoco servían los Lord Molécula, los moneros del Chamuco, los comediantes del Canal 11, los Jorge Gómez Naredo, los Hernán Gómez, los Chapucerdos, Los Epigmenio Ibarra, etcétera, porque todos se habrían reído de ellos; nadie se toma en serio sus apologías al movimiento de la 4T o a su líder.
Todos ellos están allí para amplificar y repetir como cotorras el discurso del camarada supremo, pero no para darle ningún tipo de prestigio o credibilidad porque ellos mismos no la tienen.
El régimen se dio cuenta de que no tenía una sóla pluma de prestigio, un sólo periodista o analista lo suficientemente acreditado para hacer una entrevista al mandatario que no lo pusiera en aprietos, pero que tampoco pareciera sketch de Los Polivoces.
De allí que mandaron traer a la muy prestigiada apologista del régimen de Vladimir Vladimirovich Putin, la propagandista rusa Inna Afinogenova.
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Y es que alguien con la suficiente carencia de escrúpulos como para inventarse lo que sea con tal de pintar a Rusia como la víctima de las ambiciones de Ucrania, no sólo goza de cierta credibilidad en los trasnochados círculos de la pseudoizquierda latinoamericana, sino que la vuelve además el agente idóneo para hacer este lavado de cara al maltrecho rostro del mandatario mexicano.
Su misión es abrumadora y delicada: Tiene que restaurar la imagen del Tlatoani a su estado previo al madrazo que le propinó la investigación de Golden (que hasta tutupiche le dejó un ojito). No creo que lo pueda conseguir, pero al menos tienen que intentarlo.
Ahí está ya la entrevista en redes (dura dos horas y cuarto). Avíseme si devolvió a nuestro Presidente la frescura, el aura de honestidad y la condición intachable previas a la aparición de ese hashtag maldito que amenaza con quedársele adherido hasta el más allá: #NarcoPresidenteAMLO.