No al horror: Una desesperanzadora vuelta atrás

Opinión
/ 14 enero 2025

Mafalda es el personaje que reflexiona, que pone en su lugar, que aborrece la guerra y se duele del mundo que ya entiende que está lastimado

Para infancias del pasado, Mafalda era un personaje indispensable. Como con el caso de Alicia, del País de las Maravillas, muchos niños no entendían completamente los conceptos que ofrecían en sus diálogos, reflexiones desde un peculiar mundo infantil que se forjaba desde una mirada que interpretaba a la del adulto.

Sin embargo, la sustancia de su pensamiento es de tal fortaleza que hoy permanecen vigentes y así continuarán por la trascendencia del ángulo que despliega: la paz.

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Temas de los mayores, el personaje creado por Quino aborda desde su perspectiva la guerra, la inflación y carestía de la vida, la relación en el matrimonio y la de los amigos. Estos últimos forman su grupo: Susanita, Manolín y Felipe.

Sobre ellos recaen concepciones del mundo con los que Mafalda no coincide la mayor parte de las veces, pero trata de comprenderlos. El personaje de Susanita sueña exclusivamente con ser madre y ama de casa en el futuro y todas sus acciones están encaminadas a ese propósito en la vida; Manolín, el comerciante que a todo pone precio y sabe cómo hacer transacciones para siempre quedar beneficiado; y Felipe, el asombrado por el mundo en el que le tocó vivir, pero que no sabe cómo hacer para solucionar su presencia en él.

Los padres de Mafalda actúan de acuerdo con un papel protector que va en una sola dirección: intentan no permitir que Mafalda sea quien ofrezca soluciones a los problemas o se azoran cuando sus reflexiones son mejores y más profundas que las de ellos.

Su hermano pequeño representa la inocencia, una mirada fresca frente a todo cuanto le rodea, que es realmente su mundo: no pretende ver todavía más allá de él y lo disfruta enteramente.

Mafalda es el personaje que reflexiona, que pone en su lugar, que aborrece la guerra y se duele del mundo que ya entiende que está lastimado. Mafalda es un personaje de todos los tiempos.

Es un personaje que en nuestro tiempo viene, otra vez, a llamar la atención. Ahora, alineándose al electo presidente Trump, empresas mundialmente reconocidas han dado marcha atrás a políticas de inclusión; se desestimarán procesos de contratación incluyente; se eliminarán las restricciones sobre temas como la inmigración y la identidad de género.

Procesos que parecían que permanecerían por el avance que representaban en las sociedades, civilizaciones, modernas, ahora son desestimados. Hay una vuelta al odio, a la discriminación y a la potenciación de estados de alerta y de guerra.

Hoy, como siempre, personajes que, en la cultura popular, como lo es Mafalda, pero personajes de la historia mundial, como lo son los grandes Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, deben permanecer vigentes en nuestro pensamiento y en nuestro actuar en el mundo de hoy.

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Un mundo dolido por la guerra a nivel macro, pero también desde las pequeñas comunidades, donde el color de la piel, la orientación sexual y la religión se convierten en potenciales causas para el aislamiento y el linchamiento. De contenidos aceptados, ya no censurados por ser considerados débiles por parte de las grandes empresas, puede desbordarse a temas de gran calado que propicien conductas de odio.

Permitir contenidos que argumenten a favor de “limitaciones basadas en género para trabajos militares, de aplicación de la ley y de la enseñanza”, facilitará discursos que no entran en el espectro de los derechos humanos.

No lo permitamos. No aceptemos una guerra que, auspiciada por poderosos, llegará sin duda a los hogares. Que no retornen horrores.

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