No es vivir más, sino bien

En las últimas décadas la expectativa de vida ha aumentado rápidamente. Hace 100 años el promedio de vida era de 35 años en México y pasar de los 40 años era algo raro. Pero, gracias a los avances médicos y sociales, la esperanza de vida aumentó a un ritmo considerable a principios del siglo 20. Ahora, vivir hasta los 80 años es frecuente. En los próximos años vivir hasta los 100 años será normal. Ya existen varios laboratorios que afirman que dentro de muy poco podremos vivir 150 años.

Existe una nueva tendencia que está creciendo en Silicon Valley, donde hay inversiones multimillonarias que buscan la inmortalidad. La prolongación de la vida es un tema en el que muchos investigadores están invirtiendo tiempo, esfuerzo y dinero. Sin embargo, el dilema no está en vivir más, sino cómo viviremos estos años extras. El punto no es vivir más viejos sino llegar saludables, felices y con un sentido de vida significativo a los 100 o 150 años. Viejos, pero felices y saludables. Muy probablemente la medicina nos pueda dar mayor resistencia y durabilidad en nuestro cuerpo, pero quién garantiza que tendremos un cerebro saludable capaz de aprender, regular las emociones negativas, mantener relaciones sociales firmes y, sobre todo, cada mañana levantarnos con un propósito significativo de vida que nos dé la razón del por qué y para qué vivir.

¿Queremos vivir 100 años, pero bien? Necesitamos vivir saludablemente y tomar buenas decisiones desde nuestra juventud y crear lo que se llama: “reserva cerebral o cognitiva”. ¿Qué es la reserva cerebral? Es la capacidad que el cerebro ha almacenado por décadas y que aumenta la resistencia al daño, convirtiéndose en un factor protector del deterioro cognitivo. En otras palabras, es la capacidad que tiene el cerebro de tolerar los cambios ya sean consecuencia del propio envejecimiento o una patología adquirida. Y para ello, primero necesitamos ayudar a nuestros hijos a blindar sus vidas desde que son adolescentes y jóvenes para que tomen buenas decisiones y eviten adoptar conductas tóxicas como:

1.- Sustancias dañinas que aceleran el envejecimiento cerebral. Fumar y el abuso del alcohol son hábitos asesinos que deben evitarse a toda costa. El impacto de cualquier sustancia adictiva puede convertirse fácilmente en una bola de nieve con el tiempo.

2.- Estilos de vida. Obviamente, hay innumerables formas en que nuestros estilos de vida y hábitos pueden envejecer prematuramente nuestros cerebros, pero veamos más de cerca dos piedras angulares de la salud: la dieta y el ejercicio. Los alimentos procesados que contienen un montón de grasas y azúcares añadidos hacen un gran daño al cuerpo. Es importante mantener su peso en un nivel saludable a través del ejercicio regular que se centre en desarrollar tanto la resistencia como la fuerza. Haga del ejercicio una prioridad, apuntando a 30 minutos de actividad todos los días, pero no exagere.

3.- Condiciones de salud física y mental. Hay una serie de problemas de salud mental que contribuyen al envejecimiento cerebral. Por ejemplo, dormir poco. Muchos de los adolescentes piensan que dormir es un impedimento para disfrutar la vida: “Lo mejor de mi vida es estar con mis amigos por la noche. Este tiempo ya nunca más lo viviré”. Dormir poco tiene un alto impacto en la salud mental hoy y mañana. En la categoría de “comportamientos”, las influencias del envejecimiento cerebral incluyen patrones de pensamiento negativos, niveles elevados de ansiedad y comportamientos impulsivos o de búsqueda de emociones.

¿Cómo prevenir y tener un cerebro saludable a los 100 años? Todos queremos reducir el proceso de envejecimiento y sentirnos más jóvenes a largo plazo, y todo se reduce a adoptar tres tácticas simples: ama tu cerebro, evita los elementos dañinos descritos anteriormente y adquiere esos hábitos saludables que ayudarán a mantener la salud de su cerebro. El poder está en tus manos, ¡y entre tus oídos!