Planeación estratégica de Coahuila, la batalla perdida
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Para situar el inicio de la planeación y el desarrollo del estado, debo llevarlos al sexenio de Flores Tapia en el que se nombró a Fernando Hernández de la Peña como director de esa área y sumando el ímpetu del gobernador con la capacidad de cabildeo y negociación del citado funcionario, se logró atraer al estado a dos núcleos importantes de producción una armadora de autos y una fabrica de motores y a partir de ese hecho surge el boom de Coahuila como estado industrial.
En el siguiente sexenio con De las Fuentes y después con el doctor Montemayor, la unión de esfuerzos entre los planeadores del gobierno y un destacado desarrollador de parques industriales don Jesús María Ramón Valdés derivaron en la instalación de grandes empresas sobre todo del mercado de autopartes en todos los confines del estado y por ende el desarrollo de la sociedad y el intercambio cultural como aportación de este esfuerzo.
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Así las cosas, en Coahuila, cuyos gobiernos habían entendido que era necesaria la coordinación con la iniciativa privada y los grupos empresariales, para poder impulsar el desarrollo económico del estado, ya que en la mayoría de las inversiones que llegaban, estaba la mano y la atracción de los dueños de parques industriales y de capitanes de empresas y no los escasos actos del gobierno, que aparecían a la hora de las fotos y las inauguraciones.
El centro empresarial Coahuila Sureste, los industriales de La Laguna y la asociación de maquiladoras en la frontera en norte, después transformada en Index, eran sindicatos patronales que acudían a la propuesta de acciones de infraestructura y al mismo tiempo aportaban numerario y bastante a través del Impuesto Sobre Nóminas cuya única obra hecha con las bases del fideicomiso para tal efecto fue el distribuidor vial de Saltillo en el trienio de Óscar Pimientel y párenle de contar, porque a partir de 2005 y hasta 2023 esos dineros se usaron deliberadamente para otros fines y hasta para el pago de la deuda.
El retraso con el que cuenta el estado en materia de infraestructura suma 18 años de modorra y saqueo, misma cantidad de años que otros estados han aprovechado para crecer en forma ordenada y sustentable y no mediante chipotes a la ciudad que solo suman carencia de servicios básicos e inseguridad.
Desde los años 90, la unidad empresarial de Coahuila viene luchando contra corriente y había logrado acuerdos fundamentales con distintos gobiernos narrados contando entre ellos la formación de consejos consultivos en materia de agua, seguridad, medio ambiente y desarrollo económico inclusive educativo, pero los años de oscurantismo transcurrieron y las cosas casi llegan a su punto de origen.
El consejo de vinculación universidad-empresa, por ejemplo, logró cambiar la curricula de algunas carreras en la UAC, la UANE e incluso en los ICATEC, para ajustarla a las necesidades de la industria establecida y ahí pian pianito va caminando.
En mayo de 2005, se crea el Consejo para la Planeación Estratégica de Largo Plazo de la Región Sureste del Estado de Coahuila de Zaragoza, COPERES, sus iniciadores, Alberto Covarrubias, Manuel Flores Revueltas, Pastor López Atilano y los presidentes de organismos empresariales de Saltillo y la región, presentaron una estrategia innovadora a fin de que el crecimiento de la región no solamente fuera eficiente, sino sustentable y cumpliendo con los protocolos internacionales.
Es decir, un organismo paralelo a la planeación estatal que prácticamente tuvo un detenimiento desde 2005 a 2023 y si bien es cierto siguieron llegando empresas a Coahuila, queda entendido que arribaron por el cabildeo de los elementos de la ecuación formada por los dueños de parques y las mismas ampliaciones de plantas existentes, pero sin infraestructura alguna que por ejemplo trasladara personal a las fabricas, dotara de agua suficiente, seguridad, esparcimiento, educación y servicios médicos.
Y si no creen esta afirmación, solamente es necesario darle una vista al “Plan de desarrollo Coahuila 2017-2023” para confirmarlo y decepcionarse ya que de los 31 proyectos comprometidos solamente se cumplió con 3 obras parchadas. Válgame el santo.
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La expectativa con el nuevo gobierno parece ser amplia y de confianza inicial, tanto que no chistaron los empresarios cuando se aumento el ISN al 100 por ciento. Por lo pronto Manolo convocó a la sociedad en conjunto para presentar propuestas y ya es un principio.
Ojalá y esta acción no se quede en el intento y el desarrollo de esta tierra vuelva a caer en la modorra y la estrategia del avestruz. La apuesta está hecha cuando Manolo dijo que llegaba para ir pa’ adelante o ¿solo fue un slogan? Dicen en el rancho que a la hora de freir frijoles, manteca es lo que hace falta. Sí vale.