¡Al diablo con su consulta!

Politicón
/ 3 julio 2021

Agotado –para todo efecto práctico– el proceso electoral cuyo punto culminante se registró el pasado 6 de junio, la transformación de cuarta enfoca sus baterías en la recreación de su siguiente acto de entretenimiento: la no consulta para no enjuiciar a expresidentes.

Se trata de uno más de los ejercicios de vacuidad propios de un gobierno incapaz de concentrarse en el cumplimiento de sus deberes y al cual cada vez le urgen más los actos de distracción con los cuales desviar la atención de lo importante: su monumental fracaso en prácticamente cualquier rubro de la administración pública.

Pero a despecho del Presidente y sus acólitos, la “consulta” está lejos de constituir un elemento para recuperar terreno en el ánimo de los electores y, por el contrario, se trata de un ejercicio mediante el cual podrá retratarse con mayor claridad su pérdida de liderazgo.

¿Cómo está eso? La respuesta es simple: la no consulta, gracias a la cual vamos a tirar a la basura otros 528 millones de pesos, será un fracaso. No porque exista oposición a la aplicación de la ley, sino porque es una completa y absoluta idiotez y por ello no vale la pena siquiera tomarla en cuenta.

Algunos datos concretos para clarificar el señalamiento anterior:

Primero: la pregunta es absolutamente ininteligible y ya nada más por su redacción deberíamos despedir a los 11 integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación debido a su oceánica incapacidad para redactar algo susceptible de ser entendido y con algún asidero legal. No merece la pena ni siquiera reproducirla pues ese espacio es preferible ocuparlo incluso con algún chiste, lo cual tendría más sustancia.

Segundo: no hace falta una pantomima de este tamaño para conocer el resultado de la no consulta. La inmensa mayoría de quienes participarán en esta charada –porque no pueden hacer quedar mal al sumo sacerdote de su religión– votarán por el “Sí”.

Tercero: además de conocer el resultado de antemano puede apostarse por otra cosa: el ejercicio no será vinculante porque no se contará con la participación mínima necesaria para ello –al menos 40 por ciento de los electores inscritos en la lista nominal– y entonces su inutilidad será múltiple.

Cuarto: el propio presidente (con minúscula) ¡no va a participar! Lo dijo con toda claridad en su misa mañanera del pasado 28 de junio: “Ya fijé mi postura, yo no voy a participar, no voy a votar para que se enjuicie a los expresidentes, lo dije desde que tomé posesión, estoy pensando hacia adelante”.

En una cosa tiene razón nuestro Perseo de Pantano: aunque fuera a votar no podría hacerlo por “enjuiciar a expresidentes” ¡porque la pregunta no dice eso en ninguna parte! Ni lo de enjuiciar, ni lo de expresidentes… ¡ni nada! Es un enunciado idiota, redactado por ministros incompetentes (y carísimos), con el cual sólo pueden entusiasmarse quienes se sientes reivindicados porque en la silla del águila esté sentado hoy un individuo esencialmente imbécil.

Dicho lo anterior, la única opción razonable al frente es utilizar la consulta para profundizar el rechazo en contra de un gobierno pretendidamente comprometido con los pobres pero al cual no le tiembla la mano para tirar cientos, miles de millones de pesos, a la basura.

¿Cómo se traduce en acciones este rechazo? Aquí algunas ideas:

En primer lugar es necesario dejar caer en el vacío la no consulta. No la ponga en su calendario ni aparte un solo minuto de su vida para participar en ella. Y si por casualidad encuentra a alguien dispuesto a hacer tal cosa, pues trate de convencerle de la inutilidad absoluta del ejercicio.

En segundo lugar deberíamos dedicarnos a difundir preguntas realmente pertinentes como las siguientes:

¿Cuántos tratamientos para niños con cáncer podrían adquirirse con 528 millones de pesos? ¿Cuántas vidas humanas podrían salvarse si, en lugar de tirar el dinero a la basura, este gobierno (con minúscula) se pusiera a invertir los recursos en lo importante?

¿Cuántas escuelas –saqueadas durante la pandemia– podrían rehabilitarse con el presupuesto destinado a la no consulta? ¿Cuántos centros educativos podrían equiparse con internet de alta velocidad con el dinero dilapidado en el más reciente capricho del Iluminado de Macuspana?

¿Cuántas micro, pequeñas y medianas empresas podrían ser rescatadas de la desaparición con los cientos de millones echados al caño en este ejercicio demencial? ¿Cuántas personas podrían recuperar su empleo –u obtener uno mejor– canalizando estos recursos a la reactivación económica?

ARISTAS

Contra réplica anticipada para los chairos descerebrados: nadie está en contra de enjuiciar a todos los políticos corruptos de este país. El asunto es otro: para enjuiciar a cualquier presunto delincuente no es necesario meternos en la monumental idiotez de una consulta, sino simplemente cumplir con lo establecido en la Constitución y las leyes vigentes. Y eso es justamente a lo cual le saca la vuelta su tlatoani (con minúscula).

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx

Columna: Portal, periodista con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación impresos y electrónicos. Ingeniero Industrial y de Sistemas por la Universidad Autónoma de Coahuila y Licenciado en Derecho por la Universidad del Valle de México. Además, es máster en Administración y Alta Dirección por la Universidad Iberoamericana y tiene estudios concluidos de maestría en Derechos Humanos en la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC. Se ha desarrollado profesionalmente en el servicio público, la academia y el periodismo. Integrante de la Comisión de Selección del CPC, del Sistema Anticorrupción de Coahuila.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM