Ante la era de AMLO

Politicón
/ 16 agosto 2018
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Gulliver. Es cierto que su idea de hacer historia lo incluiría en la crítica de Gulliver a los gobernantes que, contrario a los liliputienses, pretenden ser "de los que rara vez nacen tres en una época". Su discurso de la Cuarta Transformación parecería implicar que él nació precisamente para darle su nombre a la siguiente época de trascendencia mayor en México, después de las tres anteriores: la de Hidalgo, la de Juárez y la que va de Madero a Cárdenas. Y sus pulsiones vindicativas y arrebatos de grandeza se acercan a los que han devenido fijaciones generadoras de desenfrenos en líderes, guías morales y dictadores: dispuestos a vengar agravios de historias y leyendas patrias, religiosas, étnicas o de clase, y/o a emprender obras imperecederas que lleven su huella.

Pero también hay que decir que, a una semana de haber recibido su constancia de mayoría y a 45 días de su arrolladora victoria, el presidente electo López Obrador ha dado muestras consistentes de pragmatismo y de voluntad de apartarse de "La marcha de la locura" documentada en el libro de ese título de Barbara W. Tuchman, del que se benefician estas notas y cuya reimpresión llega a librerías la próxima semana, tras ser publicado por el FCE en 1989, dirigido entonces por el maestro González Pedrero. Por fortuna, decía, ya es amplia la lista de temas en las que el próximo presidente ha corregido o matizado posiciones originales asimilables a las sinrazones que han llevado a la ruina, con sus pueblos, como lo registra la autora, a poderosos de otras épocas, naciones e instituciones.

Así, a diferencia de los gobernantes troyanos de la leyenda o de los hiperreales gobernantes estadounidenses que escalaron la guerra de Vietnam, AMLO parecería dispuesto a pasar la prueba anti locura que consiste, de acuerdo con nuestra historiadora y periodista, en reconocer cuando la persistencia en el error se ha vuelto autodestructiva. Y a 106 días de que la rigidez mental y la protección del ego del gobernante empiecen a imposibilitar el reconocimiento de errores, como les pasó a Kennedy y Johnson —y aquí a Díaz Ordaz— en los sesentas, López Obrador parece estar optando por evitar, al menos en algunos casos, caminos sin regreso: se perfila en esto como un gobernante decidido a reducir los costos de la retórica de campaña. O a pagarlos con la violación de expectativas de algunas clientelas.

Estancamiento mental. Pero según Tuchman, ganadora de dos Pulitzer, otro campo fértil para la locura del gobernante se encuentra en su proclividad a mantener intactas las ideas con las que llega al poder. Y aquí falta por ver si ya en Palacio, AMLO pasa la prueba anti "estancamiento mental", de que habla la autora, o si mantiene fijas sus ideas, por ejemplo, de construir refinerías, sacar secretarías y organismos públicos de la capital y cercenar los cuadros altos y medios del Estado, vía remociones y reducciones sustanciales en sus ingresos, como las anunciadas antier. Como se ha cuestionado, en estos temas —y en el anuncio del lunes de marginar a gobernadores y alcaldes del gasto federal— asoma otra lista de equivocaciones. E invertir recursos políticos y monetarios en ellas podría dificultar la corrección de la ruta y prolongar la que conduce a la auto erosión y a una eventual auto destrucción.

De linternas. El otro estímulo mayor para la locura, concepto que Tuchman recrea de "Las leyes de Platón", derivaría del exceso de poder, como el que ciertamente acumula AMLO, proveniente de los votos de una sociedad desconcertada, a escala global. Pero también hay que decir que ese enorme poder con que se inicia, nos guste o no, la "Era de AMLO", puede propulsar la embarcación a buen puerto, si el capitán, además de mirar lo que alumbra la linterna en la popa que proponía Coleridge, e inspirarse en el oleaje de la historia y sus héroes, enciende también un potente reflector en la proa, para advertir los icebergs y tsunamis que acechan entre las brumas del presente y hallar también heroísmo en la hazaña de esquivarlos.

Por José Carreño Carlón
(Director general del Fondo de Cultura Económica)
EL UNIVERSAL

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