Derechos Humanos S.XXI Autocuidado y salud mental en los tiempos del COVID
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La pandemia de COVID-19 nos ha obligado a hacer cambios profundos en nuestro estilo de vida, a modificar como realizamos nuestras actividades cotidianas y las formas en las cuales nos relacionamos con nuestras amistades y seres queridos. A lo largo de las semanas de confinamiento, la situación de tensión ha ido fluctuando y hemos tenido que aprender a vivir de manera diferente: usando gel antibacterial, cubrebocas y guantes, y saliendo de casa sólo cuando es necesario. Paulatinamente, hemos realizado nuestras actividades laborales y escolares de una forma distinta, con todo y el miedo a la enfermedad y con esa sensación constante de que el peligro está presente, a sólo un estornudo de distancia.
El reto que enfrentamos diariamente es grande. En un primer momento consistió en permanecer en casa, abandonar las actividades de esparcimiento realizadas afuera, ajustar las rutinas y cambiar las actividades laborales y escolares a una modalidad online. Ahora, con la nueva normalidad, poco a poco se han reanudado otras actividades, aunque la cercanía y el contacto físico siguen siendo limitados. Esto tiene repercusiones en la salud mental, ya que genera consecuencias a nivel cognitivo o racional, pero también neurológico. El contacto físico genera oxitocina y endorfinas, que instantáneamente generan sensación de bienestar y felicidad. La falta de este y el aislamiento social tienen impacto en el estado de ánimo. Estas condiciones impactan en el surgimiento de trastornos depresivos y del ánimo, que influyen en el funcionamiento y en el desempeño de las actividades en general.
Nos enfrentamos a una crisis de salud global que nos afecta en muchos niveles, incluyendo uno indispensable para el funcionamiento del ser humano: la salud mental. Es la base de una persona, del self, e influye en los pensamientos, sentimientos, emociones, actitudes y conductas. En estos momentos, el autocuidado –esto es, las actitudes y comportamientos dirigidos a conservar la salud, prevenir las enfermedades y buscar el bienestar– ha tomado un papel fundamental y su impacto en la salud mental está siendo reconocido por los profesionales de la salud y la población en general.
El autocuidado en tiempos de la pandemia es una necesidad que impacta en el goce de algunos derechos, particularmente a la salud, ya que uno de sus componentes es la mental. Dicho derecho está reconocido en el artículo 10 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que establece, entre otros aspectos, que “toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute más alto de bienestar físico, mental y social”.
En ese sentido, el autocuidado en esta crisis debe enfocarse en diferentes aspectos, tanto internos como externos. En la esfera interna, implica reconocer las propias emociones como primer paso para manejarlas de una forma efectiva. Esto puede generar algo de ansiedad o incluso miedo, pero es la única forma de conocer y manejar las emociones. La otra opción implica una evasión constante, una huida perpetua, que puede ser mucho más desgastante que el reconocimiento y aceptación de los estados emocionales. En caso de sentir angustia, ansiedad o presentar indicadores de depresión es recomendable buscar ayuda terapéutica. El confinamiento ya no es un impedimento para obtenerla, ya que debido a la necesidad y la alta demanda, muchos profesionales de la salud mental están ofreciendo sus servicios por teléfono o videollamada.
En el ámbito de lo externo, una manifestación del autocuidado es la desconexión y administración del tiempo. En tiempos del teletrabajo, los límites entre los diferentes ámbitos de nuestra vida se han diluido, están difusos. Trabajamos en el mismo espacio en donde convivimos con nuestras familias, donde descansamos, comemos, incluso dormimos. Esta fusión puede parecer cómoda en un principio, pero puede generar conflictos, sobre todo al momento de diferenciar actividades y asignar tiempos. Para lograrlo es necesario tener disciplina y una rutina que permita respetar los tiempos para realizar actividades diversas de convivencia, distracción, descanso, pero sobre todo que procuren el autocuidado. Actividades como el ejercicio, el cuidado de la alimentación, la meditación u oración y la comunicación con amigos y familiares ayudan a obtener un bienestar integral y mejorar la salud.
Aparentemente la contingencia continuará algunos meses más. Se espera que el pico más alto de contagios en Coahuila se alcance en noviembre, así que debemos prepararnos mental, emocional y físicamente. El estar en casa y lejos de nuestros seres amados puede parecer difícil. Pero un cambio de perspectiva puede facilitarnos el proceso. En lugar de frustrarnos o entristecernos, porque no podemos visitar a nuestros familiares y amigos, podemos considerar que la distancia física con ellos es una señal de amor, una forma de demostrar cuánto significan para nosotros. De esa forma cuidamos la salud de todos y hacemos posible que cuando se den las condiciones podamos reunirnos nuevamente. El autocuidado y el respeto a la sana distancia en el presente nos ayudan a asegurar el bienestar y el abrazo en el futuro.
La autora es investigadora del Centro de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH