El voto leal e inducido
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El voto es la fórmula utilizada en la mayor parte del planeta Tierra para decidir quién gobernará. El acto de votar, hecho que individualmente no lleva más de un minuto y que podría juzgarse como algo muy simple, tiene un impacto definitivo en la construcción de las relaciones políticas de las naciones modernas.
El vocablo voto tiene una connotación religiosa, ya que remite al sentido de ofrenda o promesa y ese significado subsiste hasta hoy; aunque también es definido como opinión emitida por cada una de las personas que votan.
Si nos referimos a los atributos del voto electoral reconocemos que es universal, es decir, a nadie se le puede excluir del derecho de votar, más allá de las diferencias económicas, educativas, religiosas e ideológicas.
El voto es secreto, no admite presiones de ningún tipo, sólo el que lo emite puede conocer su sentido. El voto es directo, no admite mediación. Es libre, debe ejercerse a conciencia, sin que su emisión se vea condicionada. Es intransferible porque el ciudadano debe votar directamente, nadie puede ejercer el voto por otro.
Estamos a unas horas de acudir a las urnas a ejercer el sufragio para elegir a la Sexagésima Segunda Legislatura local y el proceso de promoción del voto libre y secreto se ha visto -como ya es tradición- inducido por las dádivas del partido gobernante, el PRI, personificado en el gobernador Miguel Ángel Riquelme y en Saltillo por el alcalde Manolo Jiménez Salinas; en esta ciudad el presidente municipal hizo un trabajo intenso de reparto de paquetes a cada hogar en las colonias populares con un litro de gel antibacterial, un paquete con 10 cubrebocas, un litro de sanitizante y dos litros de antibacterial para pisos, además de uno para superficies, un gel antibacterial personal y una bolsa ecológica. Este mes no hubo despensa completa, el paquete sanitizante las suplió, aunque les dieron dos tapas de huevo y cuatro litros de leche.
Las coordinadoras y lideresas del PRI resucitaron y se esmeraron en recorrer casa por casa revisando la vigencia de los empadronados y mostraron que no son una especie en extinción, como algunos pensaron, cuando en la elección de 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó con un triunfo aplastante, ellas siguen vivitas y ofreciendo obsequios, la crisis sanitaria les vino como anillo al dedo, mostraron que siguen teniendo autoridad moral y hasta podrían reestablecer los desayunos con menudito y barbacoa.
¿Por qué no? Para eso no falta el dinero, para eso Miguel Ángel reclama más recursos a la federación y amenaza con crear otra república con 10 estados.
Ellas, las lideresas, son un emblema de la micropolítica, su discurso dinámico y ágil enaltece a los políticos más conocidos y representativos de la corrupción, como son los del moreirismo; ellas son las picapiedras; son las que trabajan enalteciendo a los candidatos del todavía partido hegemónico de Coahuila, son imprescindibles, el PRI las necesita, son la llave, el picaporte de la puerta de entrada a todos los puestos políticos.
Estas mujeres u hombres (que los hay en minoría) son los gestores de las necesidades colectivas en las áreas urbanas o suburbanas y la condición de su estatus es arrastrar multitudes y trabajar por la lealtad política al partido tricolor. Ellas dicen: “nosotras somos las bases del PRI”, así que la ciudadanía vale gorro.
La eficacia en su trabajo las puede llevar a alcanzar una regiduría en el Cabildo, aunque el bajo nivel de su educación las demerita como funcionarias del Ayuntamiento, hay muchos casos en los que ellas no están al nivel de la problemática que debe resolver el Cabildo, pero el presidente municipal las arropa y encubre.
Seguramente en las elecciones del próximo domingo, en parte a causa de la pandemia, el abstencionismo será muy alto, a eso le apuesta el gobernador, lo que augura un Congreso con muy baja legitimidad, pero eso, en Coahuila al partido en el gobierno no le importa; si no alcanza mayoría, la compra.
ROSA ESTHER BELTRÁN ENRÍQUEZ
HORIZONTE CIUDADANO