Historia del peso (para principiantes)
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Nuestro país ha sufrido en los últimos cien años un proceso de constante depreciación monetaria frente al dólar. En el último siglo hemos padecido escasez y saqueo de capitales. El peso ha caído hasta el sótano. En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, de manera muy ingeniosa, el expresidente le quitó tres ceros a la moneda, de esa forma y de un plumazo, el peso que se cotizaba en 3 mil pesos, pasó a costar tres pesos frente al dólar. Este momento cubrió de gloria a nuestro mandatario y los mexicanos que vivimos ese sexenio, nos sentimos orgullosos de nuestro presidente. Los presentadores de noticias y locutores de radio y televisión le aplaudieron como focas, hasta el cansancio.
Esta semana el dólar superó los 20 pesos mexicanos modernos. De por sí la imagen de don Benito Juárez se devaluó cuando Juanga gritaba en los conciertos “¡Arriba Juááááárez!”. Esta semana la foto de Jorge Guáchinton, impresa en los billetes verdes de a dólar, se impuso a la del Benemérito de las Américas, en los billetes de hule hasta el material del que están fabricados nuestros billetes se ha devaluado de a 20 pesos. (Los de 25 pesos, con la imagen de AMLO, esperarán hasta 2018 para iniciar su curso legal.)
Pero regresemos a la historia de las devaluaciones. En tiempos de don Porfirio Díaz, el peso mexicano –aquel famoso .0720, que valía su gramaje en plata- y el dólar se cotizaban al uno por uno. Luego vinieron los gobiernos emanados de la Revolución mexicana y el peso nunca volvió a ser el mismo.
No en balde don Carlos Salinas de Gortari, durante su mandato presidencial rescató la memoria del dictador: hasta una serie histórica (tele) novelada por el historiador aficionado Enrique Krauze, en contubernio con Televisa, produjeron las poderosas autoridades culturales del salinismo, el famoso Conaculta. (Cuyo primer director, por cierto, es también el actual primer secretario de Cultura federal, el señor Rafael
Tovar y de Teresa, de quien las malas lenguas dicen que es hijo natural del famoso cantante Rigo Tovar y de la madre Teresa, recién ascendida a los altares mayores de El Vaticano). Afortunada o desafortunadamente, no cuajó la intención reeleccionista del cacique de Agualeguas.
Muchos años después de don Porfirio Díaz, durante los mandatos de los generales Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho y de los licenciados Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines, el dólar de 4 pesos pasó a 12.50.
Este milagro financiero le duró a los mexicanos hasta el final del sexenio de Luis Echeverría Álvarez, cuando la moneda llegó a costar 25 pesos por dólar, al final del período del cuestionado verdugo de Tlatelolco y el Jueves de Corpus (quien vive todavía, a sus noventa y tantos años, sin que se le haya probado nada hasta ahora respecto a dichos “genocidios”).
Después vino José López Portillo con su lema “La Solución somos Todos”: la gente decía con certerísima sorna, aun atacándose a sí misma:
“La Corrupción somos Todos”: El presidente, mejor conocido en la historiografía con el mote del Perro de la Colina, prometió defender el peso como un perro. En ese sexenio todo estaba preparado para administrar la abundancia, merced al milagro petrolero; sin embargo, don Pepe devaluó la moneda hasta 70 pesos por dólar.
Luego vino Miguel de la Madrid: en su administración, merced a la orgía de los ceros, que significó la argentinización de nuestra economía, el peso llegó a costar más de 2 mil pesos por dólar. (Hoy el papa Francisco habla de la mexicanización de la economía argentina, pues su país se ha convertido ya en una provincia y sucursal de los cárteles sinaloenses y jaliscienses de la droga.)
Con Carlos Salinas de Gortari, como decíamos, quien echó mano del proverbial ingenio mexicano y le quitó tres ceros a la moneda, regresamos al milagro de tres pesos por dólar.
Con Ernesto Zedillo, los mexicanos fuimos otra vez víctimas de la devaluación: de tres pesos pasamos a 10 pesos.
Las administraciones del PAN con Vicente Fox y con Felipe Calderón, tampoco frenaron el proceso: en estos doce años el peso registró una variación de 10 a 13 pesos frente al dólar.
Luego regresó el PRI a la Presidencia con Enrique Peña Nieto: de 13 pesos que costaba el dólar al principio de su administración, ya vamos arriba de 20.
Pero no todo son malas noticias. No al menos para los acaudalados políticos y empresarios que sabiamente han sacado sus fortunas de México en años anteriores y las han depositado en bancos gringos y europeos, cuando no en paraísos fiscales situados en míticas y enigmáticas islas. Para ellos, la depreciación del peso frente al dólar es algo que los favorece: con la devaluación del peso, sus fortunas aumentan frente a la devaluada moneda mexicana.
Sabios ellos, que supieron sacar sus fortunas de nuestro país a tiempo. Aunque a decir verdad, y como sabemos todos, los gringos suelen quedarse con las fortunas mexicanas mal habidas, las que usan para su propio provecho.
www.jesuscarranza.com.mx.