Insomnio: muerte lenta
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La actuación de Joaquin Phoenix en la película Joker (o Guasón en Hispanoamérica), me hizo recordar la también magistral interpretación –del mismo personaje– del desaparecido Heath Ledger. No me atreveré a comparar ambas actuaciones, puesto que no soy crítica de cine y tampoco es el objetivo de esta columna; más bien quiero compartir que en la búsqueda de un dato, una cosa me llevó a otra.
Al buscar el perfil psicológico del personaje Arthur Fleck, encontré que el trastorno que Ledger tenía –y que fue el motivo que lo llevó a perder la vida– fue insomnio. Después de su muerte, mucho se especuló que Heath se suicidó y que el deceso no ocurrió por una sobredosis accidental de medicamentos recetados. Sea cual fuere la razón del fallecimiento, el actor sufrió por años debido a este desquiciante desorden del sueño.
Quienes hemos padecido insomnio sabemos perfectamente que el no dormir suficiente y profundamente –sobre todo durante un largo periodo–, desata una serie de malestares que pueden llevar al más bragado a considerar el escape por la puerta falsa. En otras palabras, el dormir mal o poco es un martirio del que hay que huir de inmediato, para no querer luego acabar con nuestra propia vida.
No por nada la privación del sueño es utilizada –muy desafortunadamente– como tormento psicológico en centros de detención de todo el mundo; este método es conocido como una de las caras de la tortura blanca. Por lo general, el preso es obligado a permanecer en posición vertical o en alguna postura antinatural; y cuando intenta dormir es acosado con fuertes sonidos, luces brillantes y temperaturas bajas.
Privar del sueño a una persona, es una cruel práctica que puede desencadenar las siguientes secuelas en función de la intensidad y la frecuencia de la falta de descanso:
Dolor muscular
Visión borrosa
Depresión clínica y de otros tipos
Somnolencia diurna
Problemas cardíacos
Migrañas agudas
Disminución en la actividad mental y en la concentración
Despersonalización y desrealización
Debilitación en el sistema inmune, especialmente disminución del número de leucocitos al igual que sucede en situaciones de estrés
Temblor de manos y piernas
Debilidad física
Aumento de los niveles de colesterol
Falta de rendimiento
Lagunas o falta de memoria
Aumento notorio en el tiempo de reacción
Articulación vocal arrastrada o sin sentido
Pérdida o ganancia de peso (obesidad)
Bostezo severo
Síntomas similares a:
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad
¿Sabías que el estrés entorpece el ciclo del sueño? ¿Cuántas veces a la semana te sometes a tortura blanca con tal de quedar bien con todos y sacar el trabajo hasta que le ves el fin? ¿Realmente lo sacas? Respeta tu energía, tiempos de descanso, horas de alimentación y de ejercicio; para evitar ese agotamiento físico y mental que impide dormir adecuadamente en las noches. Cuando descansamos y damos un reset a nuestro cerebro, es cuando realmente somos productivos.
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