La lucha de los ausentes-siempre-presentes
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Soy una madre –desafortunadamente como muchas en el País– que busca a su hijo desaparecido. Dan Jeremeel desapareció en Coahuila. Nunca lo olvido. Nunca dejaré de buscarlo. Somos parte de una huella de angustia y dolor que dejó la estela de violencia que ha azotado a nuestro País en los últimos años y que por desgracia continúa. La violencia ha pegado hondo en nuestras familias.
Pero sigo junto con mis compañeras de lucha, fuerte y con esperanza: hasta encontrar a nuestros seres queridos.
La injusticia y la indiferencia son la mejor cara de esta lamentable etapa de violencia en México. Sé lo que significa el acudir a las instancias de Gobierno a exigir que cumplan sus deberes, que encuentren a nuestros hijos, castiguen a los responsables y garanticen nuestros derechos. Pero también sé que en este camino me encuentro más con el rostro de la impunidad.
El Estado Mexicano hasta hoy no ha cumplido a cabalidad con su responsabilidad de brindar seguridad. La ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se lo han observado en diferentes foros de justicia internacional.
Como madre de Dan Jeremeel formo parte de uno de los movimientos sociales, nacional y estatal más importante de personas desaparecidas, como lo es Fuundec-Fundem (Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y México), una gran familia que exige Justicia y Verdad a todo lo ancho del País que se ha manchado de desaparecidos.
Este movimiento, además, se destaca por construir con las autoridades, los organismos internacionales y la Academia Interamericana de Derechos Humanos una serie de acciones y políticas públicas que erradiquen el problema de fondo en cuanto a desaparición forzada. No todo es impunidad.
En estos cinco años hemos colaborado en la construcción de un modelo de trabajo con el Gobierno de Coahuila, avalado por el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para darle seguimiento a las recomendaciones internacionales en materia de derechos humanos de las personas desaparecidas. Es un punto de partida que las familias reconocemos como un espacio necesario para atender de manera adecuada esta grave violación a sus derechos.
Hemos avanzados en leyes, programas y acciones concretas. Las “Doñas” (madres, abuelas o parejas de nuestros seres queridos todavía desaparecidos) hemos tenido que meternos a hacer las leyes que el Estado no hizo.
Hemos tenido que buscar pruebas que el Ministerio Público no buscó, ni desahogó.
Hemos tenido que hacernos expertas en políticas públicas para proteger nuestros derechos sociales.
Hemos tenido que participar en un plan forense para exhumar y lograr identificar con dignidad y certeza a las personas sin nombre que se encuentran en fosas comunes y/o clandestinas.
Hemos tenido que exigirles a nuestras autoridades rigor científico y profesional en la búsqueda, que sepan que nuestros hijos se buscan en vida y no sólo con “pico y pala”.
Este modelo de trabajo, por tanto, ha generado espacios de interlocución efectivos entre el Gobierno, las familias y los expertos académicos, para colaborar y apoyar las acciones más apropiadas para atender las recomendaciones internacionales. Tenemos que consolidar esta ruta en Coahuila de manera incluyente e inmediata, sea quien sea el próximo titular del Poder Ejecutivo. Es una buena práctica de protección de derechos humanos que todas las familias de desaparecidos requerimos para seguir colaborando con el Estado para encontrar a nuestros seres queridos.
Necesitamos avanzar más. Nuestra agenda de trabajo implica trabajar ahora en el marco jurídico de la identificación forense que cada vez es más especializado; en implementar el Programa de Atención Integral de las Familias de las Personas Desaparecidas; en preparar las sesiones de trabajo para llevar a cabo adecuadamente el plan forense; en seguir colaborando con los profesores de la Universidad Autónoma de Coahuila para redactar informes, estudios y foros de trabajo que nos ayuden a seguir avanzando en la protección de nuestros derechos.
Como madre de un desaparecido, estoy a favor de consolidar este modelo de trabajo. Soy de Coahuila y desplazada a otra parte del País, ojalá todos los estados tuvieran este tipo de espacios de trabajo para ayudar a Familias de Desaparecidos en toda la República.
Soy parte de un movimiento social, auténtico, libre y autónomo que sabe reconocer lo bueno y lo malo del actuar de las autoridades.
Nosotros, como madres de desaparecidos y principales afectadas de esta ola de violencia, no merecemos que nuestro trabajo se politice ni tampoco que nadie se dedique a lucrar con nuestro dolor. Coahuila es ejemplo del trabajo con las víctimas que el Gobierno debe fortalecer para evitar que nunca más vuelva a pasar esta historia de desaparecidos.
Nosotros en cada espacio, en cada plaza, en cada Foro, en cada ciudad, seguiremos luchando, seguiremos exigiendo una búsqueda real de nuestros hijos:
¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Coordinadora de Fuundec - Fundem.
Madre de Dan Jeremeel
Fernández Morán.
Desaparecidos el 19 de
diciembre de 2008 en
Torreón, Coahuila.
Licenciado en Contaduría y padre de 5 hijos.
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la
Academia IDH