La urgencia por socializar: ¿intrépidos o precavidos?
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Luego de cumplirse un año de que inició la pandemia por COVID-19, percibimos en cada uno de nosotros una urgencia por socializar.
Muchas personas ya se preparan con ansiedad para las próximas graduaciones, compran vestidos, buscan salones y todo lo relacionado con las fiestas.
En las tiendas de autoservicio se ven familias enteras, incluidos niños realizando el super, eso sí, si les ponen una restricción, se molestan.
Por otra parte, en los parques, plazas, alamedas y otros sitios, cada fin de semana los vemos saturados, también con familias completas.
En tanto que en bares, restaurantes y otros sitios del mismo giro, vemos las mismas escenas, como si no hubiera rezagos de pandemia.
¿Cuánto tiempo vivimos aislados con el #QuédateenCasa tomando todas las precauciones para de un momento a otro tirar un año de cuidados?
Ni las decenas de muertes de conocidos, amigos, familiares y famosos nos enseñaron algo para evitar hoy los contagios.
El humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, reza un dicho famoso, pero a la vez es víctima de su confianza.
Sabe que tiene capacidad, que es inteligente, habilidad para resolver obstáculos y eso lo lleva a minimizarlos o desdeñarlos, un exceso de valoración.
Para luego caer en el error o bien en las lamentaciones, así que pues, tomemos un poquito de conciencia para evitar desaciertos que a la larga nos afecten solo por la urgencia de socializar.
Al final la respuesta, responsabilidad, acierto y todas las respuestas están en nosotros y como dice otra frase: somos los arquitectos de nuestro propio destino.
DIANA HERNÁNDEZ DE LEIJA. Educadora de CENDI
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