Maduración comunitaria

Politicón
/ 14 abril 2018
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Más de 400 hectáreas de quemazón.

Y más de 70 hectáreas de manzanos granizados. Nuestra región montañesa, en plena primavera, con fuego y hielo, con calor y frío, ha recibido dos embates devastadores, uno detrás de otro. Contra el fuego lo que protege es la educación del excursionista, la severidad de las reglamentaciones y la pericia de los guardabosques. Contra el granizo, lo que más ha defendido a la fruta han sido las redes metálicas tendidas sobre los plantíos.

Tanto la flama como el granizo se presentan con rapidez destructora. Las heroicas brigadas de apagafuegos y el vuelo del helicóptero, acarreador de sustancias extinguidoras, lograron apagar la lumbre embravecida. Cuando no hay red ya extendida o se produce alguna avería, la manzana recibe toda la balacera de la artillería tormentosa.

Hombres fuertes, tierra fértil, clima benigno. Pueden dar sorpresas la fertilidad y la benignidad, pero parece siempre haber fortaleza humana frente a cualquier desorden de la tierra o del clima.

Cuando se vive en la misma vecindad lo colectivo puede ser comunitario y la filantropía puede madurar hasta la corresponsabilidad. Cuando algo sucede en la casa común hay celebración o hay solidaridad. Son los grandes desafíos los que despiertan las reservas de dignidad, de generosidad y magnanimidad.

Se va despertando la sensibilidad hacia lo provinciano, lo regional y lo nacional. A pesar de fronteras e intentos de muros, hay ciudades que se hermanan por encima de nacionalidades, sólo por su cercanía territorial, como ha sucedido con Austin y Saltillo.

El próximo tiempo de sufragio, a pesar de las pugnas propias de una competencia de propuestas en el tiempo de campañas, lo valioso es la oportunidad de servir. Y la sociedad civil, la ciudadanía, consciente de su poder, afina su discernimiento para dar su mandato a quienes tengan aptitud y rectitud. Sabe que lo electoral es como el futbol: no gana el que mejor jugó sino el que metió más goles. Todo lo decidirá un conteo, y el votante siempre espera que la cantidad indique la calidad. No suele ser así, pero todo el que votó, por quien sea, sabe que ahora sí podrá exigir, demandar y reclamar.

El pueblo se va haciendo sociedad civil y el individuo se va convirtiendo en ciudadano. Las quemazones y las granizadas de violencia en la convivencia comunitaria pueden tener brigadas de acción y vuelos de pensamiento, también redes de reflexión grupal activa. Esta generación puede ser un gran recuerdo para las siguientes, si les dejan en casa verdad, justicia, libertad y fraternidad...

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