Prepararse para la posibilidad del regreso de Donald Trump

Opinión
/ 5 enero 2024

La posibilidad se refiere a la factibilidad de que un evento, situación o resultado pueda ocurrir en teoría o en ciertas condiciones. Está basada en la percepción de que una situación es concebible y/o que no se puede descartar por completo, pero no necesariamente implica que eso sea altamente probable de ocurrir. Este año exhibe una serie de contextos y amenazas creíbles en el plano internacional cuyas derivaciones tendrán un impacto en la esfera mexicana. La elección presidencial del 5 de noviembre en Estados Unidos es un foco de atención por las implicaciones globales de su resultado; la mera posibilidad de que Donald Trump se alzara con la victoria debería ser un escenario cuidadosamente analizado por ambos equipos de las candidatas a la presidencia en México. La labor de prospectiva y planeación estratégica tiene que ser una prioridad para centrarse en la exploración del futuro y la identificación de posibles escenarios y tendencias sobre todo cuando la relación pasa por momentos de extrema tensión en el quid pro quo bilateral.

La presión actual del gobierno estadounidense en materia migratoria y de seguridad está colocando a la administración de López Obrador contra la pared con el riesgo de llegar a un punto de no retorno. Ambos rubros son ya epicentro de narrativas en la antesala de lo que serán las campañas presidenciales tanto demócratas como republicanas. El desastre en la política migratoria de la cuatroté, que abrió la frontera sur basada en las ocurrencias presidenciales en el 2019, ha tenido un costo altísimo para el país.

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El flujo de personas sin un control adecuado o un sistema de regulación efectivo ha encendido múltiples focos rojos no sólo en la seguridad nacional de la región y la presión sobre los recursos y servicios públicos. La integración y cohesión social por la llegada de migrantes está dando lugar a tensiones interculturales y conflictos sociales en algunas ciudades del país y la explotación de los mismos por grupos criminales son un hecho irrefutable que se ha disparado en esta administración tan proclive a los abrazos. El secuestro de 31 personas nuevamente en Tamaulipas desencadenó los distintivos tropezones oficiales en la versión de los hechos cuando estos fueron “rescatados” según Gobernación o “liberados” según la mañanera, el hecho es la vulnerabilidad de los migrantes al transitar por tierras mexicanas donde la única ley que priva es la impunidad.

Y cuando la impunidad se vuelve el eje de todos los males, las consecuencias individuales y para la sociedad en su conjunto son graves y tienen secuelas que trastocan de manera transversal múltiples esferas.

No hay tal transformación si reina la impunidad y si ésta socava, entre muchas cosas, la democracia. Y en estos momentos de ebullición electoral en ambos lados de la frontera se vuelve estratégico el relato de la importancia de fortalecer las instituciones que impiden el deterioro democrático. Y tanto México como Estados Unidos enfrentan desafíos indiscutibles en su sistema democrático.

El primero por los embates sostenidos desde el palacio para mermar la autonomía del INE y del Tribunal Electoral y el segundo por su sistema político que podría permitir que Trump, con todo y juicios políticos y procesos criminales en ciernes, pudiera ser candidato y como posibilidad... presidente de los Estados Unidos.

@GomezZalce

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