Rezago escolar: una grave consecuencia de la pandemia

Opinión
/ 23 diciembre 2022

El rezago educativo provocado por la pandemia obliga a diseñar una estrategia para ofrecer alternativas a las familias de menores recursos económicos

Aunque en los últimos días escuchamos inquietantes noticias relativas al desarrollo de una nueva ola de contagios producidos por la más reciente variante del coronavirus SARS-CoV-2, lo cierto es que la pandemia, en lo que toca a su etapa de amenaza global para la vida de las personas, ha sido superada en su mayor parte. Sin embargo, las consecuencias que dicho fenómeno ha dejado tras de sí no terminan de manifestarse.

Una de ellas tiene que ver con el rezago educativo generado en millones de alumnos, sobre todo de educación básica, que a lo largo de dos años no acudieron a clases regulares y, a pesar de los esfuerzos realizados para evitar que se quedaran atrás en su formación, tal meta no se logró.

Prueba de ello es el reporte que publicamos en esta edición, relativo a la alta demanda de clases de regularización por parte de familias que han notado que sus hijos no cuentan con los conocimientos que deberían. El problema, de acuerdo con profesionales de la educación, afecta por igual a alumnos de escuelas públicas y privadas.

“Las mamás se empezaron a acercar cuando dieron los resultados de la primera evaluación trimestral. Ahí fue donde se dieron cuenta que los niños no iban en el nivel que deberían y de hecho me empezaron a buscar un poquito más en esas fechas”, ha dicho la profesora Ana Cecilia Nieto, quien está ofreciendo el servicio de clases de regularización.

De acuerdo con la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), capítulo Coahuila, al menos seis de cada 10 alumnos de primaria registran rezago grave en español y matemáticas. Estamos hablando de más de la mitad de los alumnos y ello habla de un problema grave.

Pero más grave aún es que la regularización del nivel académico solamente esté al alcance de quienes poseen los recursos económicos para costeársela. De acuerdo con la información conocida, los costos de las clases particulares van de los 200 y hasta los 700 pesos por sesión.

Y si tomamos en cuenta que los profesionales de la educación recomiendan que los alumnos rezagados tomen al menos dos sesiones a la semana, es claro que el costo de la recuperación escapa a las posibilidades económicas de la mayoría de las familias.

Cabría esperar por ello, que ante el nivel del rezago, las autoridades educativas diseñaran una estrategia que permita a los alumnos que pertenecen a las familias de más escasos recursos acceder a clases remediales gratuitas, pues de otra forma la brecha entre ricos y pobre se ensanchará aún más.

Porque, como se ha dicho en ocasiones anteriores, los fenómenos de este tipo afectan más a quienes menos tienen y si los hijos de las familias de menores recursos no pueden acceder a clases remediales se les estaría condenando a seguir arrastrando un rezago que impactará en sus posibilidades de competir en el mercado laboral en el mediano y largo plazo.

No es un asunto menor, sino uno de la mayor importancia, que debe ser atendido con rigor por las autoridades educativas.

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