Saltillo: menos multas, ¿es igual a mejores conductores?
Las infracciones a las reglas de tránsito tienen un objetivo concreto: evitar accidentes viales y sus consecuencias. Pero la estrategia sólo funciona si las multas se aplican siempre
La inhibición de las conductas indeseables constituye una de las metas relevantes de las políticas públicas en cualquier lugar del mundo. Y tal objetivo se persigue porque se considera que las referidas conductas son dañinas para el sano desarrollo de la comunidad.
Y para inhibir aquello que deseamos evitar hemos creado diversas estrategias, entre las cuales figura, en primerísimo lugar, la sanción.
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La lógica detrás de las sanciones es doble: por un lado, se busca que quien incurre en la conducta indebida sufra un castigo que, como consecuencia lógica, inhiba la repetición del comportamiento. Por el otro, se espera que las sanciones aplicadas a los infractores disuada a otros de imitarle.
Sin embargo, si el referido mecanismo no se aplica de forma estricta la sanción pierde eficacia y el objetivo ulterior eventualmente no se consigue e incluso la incidencia de tales conductas puede crecer.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo a la disminución en la imposición de multas de tránsito en Saltillo, por el hecho de cruzar una intersección de calles mientras la luz del semáforo está en rojo.
La conducta resulta relevante en el contexto de nuestra ciudad porque, de acuerdo con el Atlas de Riesgos, esta es la causa más frecuente de accidentes automovilísticos que derivan en personas lesionadas y fallecidas. Por ello, el objetivo ulterior de sancionar a quienes “se pasan el alto” es evitar estos accidentes debido a las consecuencias indeseables que acarrean.
Una primera lectura de la estadística podría llevarnos a concluir que las infracciones han disminuido porque los automovilistas son más precavidos y han incurrido en menor número en la referida falta.
Sin embargo, el hecho de que cruzar la intersección de calles mientras el semáforo se encuentra en rojo sea la principal causa de percances viales deja claro que no estamos ante un comportamiento “virtuoso” de la estadística, sino al contrario.
Por ello, la autoridad responsable de mantener el orden vial en la ciudad tendría que ser más enérgica en la aplicación de las normas de tránsito y convertir a las infracciones en un instrumento eficaz para evitar los accidentes automovilísticos y, ulteriormente, las lesiones y la muerte de personas.
No estamos hablando de un asunto menor, sino de uno que alcanza niveles trágicos en Saltillo y muchos otros centros urbanos del país. Baste señalar en este sentido una estadística que retrata la realidad con crudeza: México ocupa el séptimo lugar en el mundo en muertes por atropellamiento.
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Estamos, pues, ante una asignatura que no puede ni debe ser ignorada por las autoridades locales, sino que debería ocupar un lugar prioritario en la acción cotidiana en favor de quienes circulan por las calles de nuestra ciudad, sea como peatones, automovilistas o pasajeros del transporte público.
Y, como se comenta siempre a propósito de la estadística, sería de esperarse que los datos generen una reacción inmediata en el sentido correcto.