Saltillo Verde: una acción colectiva para el desarrollo sustentable

Opinión
/ 25 junio 2024

En las últimas semanas se ha observado un amplio movimiento colectivo con la finalidad de emprender acciones para contrarrestar algunos efectos del cambio climático, como las recientes altas temperaturas que han provocado efectos en la naturaleza y en la salud de las personas.

Hace apenas unos días las noticias señalaban que Saltillo había alcanzado temperaturas de más de 35 grados, por lo que las autoridades alertaban sobre las recomendaciones para prevenir golpes de calor y, aunque hace unos años ya se habían presentado altas temperaturas, la frecuencia y agresividad de las últimas ondas de calor, aunadas a la sequía prolongada, han provocado que nuestra ciudad esté lejos de ser aquella del clima ideal que una vez disfrutamos.

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Diferentes instancias académicas, organizaciones de la sociedad civil y programas de instancias públicas difunden la necesidad de sembrar árboles y repoblar la flora y la vegetación, que ha ido desapareciendo conforme crece la mancha urbana; esta inquietud no es nueva para muchas personas, pero es evidente que tampoco era una prioridad para muchas otras... hasta hace poco.

Lo cierto es que el calentamiento global, el cambio climático y sus consecuencias son hoy una enorme preocupación para la mayoría de las personas, pues los desastres naturales como las sequías, olas de calor, incendios, inundaciones, etcétera, son cada vez más frecuentes y de mayor magnitud; además, afectan sin distinción a todas las personas en su patrimonio, seguridad, estabilidad y acceso a recursos tan básicos como el agua.

Todo esto provoca que problemas sociales, como la desigualdad, la pobreza, los conflictos locales y la migración, puedan incrementarse, lo que indudablemente afecta otros aspectos de nuestra sociedad.

Pero ante todo esto, ¿qué nos ha limitado o impedido hacer algo al respecto?

Quizá las etapas de negación a las que se refería Al Gore, hace más de una década, y la resistencia a cambiar algo más que focos como, por ejemplo, nuestras leyes y nuestras formas de actuar, convirtiéndonos en ciudadanos más activos, con un interés genuino por ser parte de la solución.

Estas limitaciones se agudizan en sociedades cada vez más polarizadas, con poca disposición para el consenso, en las que las políticas, en muchos casos, resultan insuficientes si no existe una disposición de los ciudadanos a tomar un papel más dinámico para generar estrategias conjuntas que coadyuven con quienes elaboran las políticas públicas necesarias para abordar esta problemática.

Ante este panorama, IDEA Internacional ha publicado el informe “Cambio climático y democracia deliberativa: el potencial de las asambleas climáticas en el sur global”, que muestra experiencias y lecciones aprendidas para formular agendas climáticas de propiedad ciudadana a fin de desarrollar la capacidad de las comunidades de contribuir en la atención del cambio climático.

Sin embargo, podemos empezar desde nuestro ámbito personal, familiar y comunitario, con la conciencia de que esta ciudadanía activa que reclaman las democracias actuales tiene que ver con las acciones que la sociedad organizada pueda llevar a cabo para la solución de problemas comunes, que generen respuestas de las entidades gubernamentales, a fin de encontrar soluciones que nos beneficien a todas las personas.

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Cada uno de nosotros podemos contribuir a ese, tan necesario, cambio de actitudes desde el reciclaje de productos de embalaje, la utilización de contenedores de vidrio que sean lavables, reducir la generación de basura por utilización de insumos desechables, coadyuvar en actividades de reforestación, impulsar iniciativas ciudadanas afines a la protección y respeto a la naturaleza y el medio ambiente, adopción de árboles o plantas de espacios públicos para su mantenimiento y cuidado, todo suma y multiplica.

En esa dinámica de construcción es que una idea aislada puede generar grandes cambios, hagamos algo por nuestra comunidad, seamos esa ciudadanía activa que requiere nuestra ciudad, aceptemos los retos y pintemos de verde nuestra comunidad, adoptando un árbol.

Además de que cuidarlo y verlo crecer puede ser una gran satisfacción, esto ayuda a mejorar la calidad del aire que respiramos, promueve el desarrollo sustentable, disminuye la temperatura y atrae mayor cantidad de lluvia que alimenta los mantos freáticos, así que plantemos hoy nuestro futuro.

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