Fenómenos naturales y retos ambientales en Saltillo
COMPARTIR
La Premio Nobel de la Paz 2014, Malala Yousafzai, cuenta en su libro autobiográfico “Yo soy Malala” que en el año 2013, por la época en que ella cumplía 13, se registró en su natal Valle de Swat una devastadora inundación que ahogó a dos mil personas, dejando daños más graves que los que había dejado el huracán Katrina y un también devastador terremoto en 2005.
El Valle de Swat, descrito por ella misma como un sitio de magnífica belleza por las montañas que lo circundan y los ríos que lo cruzan, profusa y variada vegetación, había sido un refugio del mundo exterior y su principal río una fuente de vida y riqueza.
TE PUEDE INTERESAR: El boom sin control de cabañas y fraccionamientos en la Sierra de Arteaga
La gente no entendía cómo luego de haber vivido ahí por más de 3 mil años el paradisiaco lugar se había convertido en el “valle de las desgracias”. En los últimos años, los ecologistas habían advertido que las montañas se estaban quedando sin árboles porque eran cortados por los extremistas y los contrabandistas de madera. “Pronto se produjeron riadas de barro que se llevaron todo a su paso por los valles”.
Las lluvias hicieron su trabajo. De la misma forma en que ocurren este tipo de condiciones climáticas y se conjuga la acción humana.
Recordé esta lectura reflexionando en la presencia de las recientes lluvias sobre Saltillo. De la misma manera en que se dolía Malala de lo que ocurría en su querido valle, vale reflexionar en la forma en que se trata a las sierras que nos circundan.
Hay una cota que impide la construcción en la Sierra, pero Saltillo se está expandiendo de una manera acelerada y las faldas de las sierras ya se ven invadidas. El crecimiento de Saltillo, que se observa en gran medida al pie de la sierra de Zapalinamé, hace pensar en una crisis si no se protege la llegada masiva e incontrolada.
El agua es un factor importantísimo en una ciudad que está atrayendo a altos números de personas. La Sierra, nuestro principal surtidor de agua, puede verse colapsada si no se llega a un tratamiento ético del crecimiento de la ciudad.
A Saltillo le está haciendo falta una visión a futuro profunda y meditada. Hay esfuerzos aislados y muy encomiables por parte de integrantes de la sociedad civil, pero en el esfuerzo conjunto se requiere una coordinación más comprometida y responsable de la sociedad y la autoridad.
TE PUEDE INTERESAR: El desafío de la literatura y la cultura impresa frente a las nuevas tecnologías
Aún no hay alguien que se haya comprometido a plenitud a trabajar en una separación de residuos, apostarle a la ciudad limpia por excelencia. ¿Habrán de pasar décadas para organizar a la sociedad y que todos desde los hogares sean impulsados y obligados a separar los residuos, como ocurre en otras ciudades?
Resulta extraño que, en contingencias naturales, hay muchos grupos de personas dispuestas a entregar tiempo, dinero y esfuerzo para apoyar a los afectados en situaciones límite. Pero si se exige un diario esfuerzo, es poco probable que todos participen.
Que fuera parte de un proceso y no únicamente una campaña la que a todos los saltillenses nos uniera en un fin común: la ciudad en la que la limpieza empieza desde el hogar, las oficinas, las escuelas; y comienza desde la simple separación de residuos, para ser los que sean potenciales de reciclar o reutilizar, o usar como materia orgánica. Falta decisión, pero es una decisión conjunta que no debe ser en exclusiva unilateral.