Saltillo y nuestros moditos de hablar

Opinión
/ 17 mayo 2024

El habla de la gente de Saltillo tiene peculiaridades que la singularizan y la hacen diferente, aunque sea en matices sutilísimos, de la forma de hablar en otras partes.

Así por ejemplo, mientras en casi todas las ciudades la gente dice, hablando de las calles, “la Morelos”, “la Victoria”, nosotros decimos “la de Morelos”, “la de Victoria”, y así.

TE PUEDE INTERESAR: La corneta de don Marcial

Ya no tanto, pero antes, cuando la influencia del campo en los modos de la ciudad era mayor, se usaban aquí expresiones de origen campirano. “Deque” por “deme acá”, es solamente una entre muchas sabrosas formas de decir que en Saltillo se oían a cada paso, y que por desgracia la igualación del habla que han traído consigo la radio y la televisión va haciendo desaparecer en forma paulatina.

Case” es otra de esas expresiones, económica abreviación, muy útil síncopa que permitía decir “casa de”, o “en casa de” con sólo cuatro letras. “Voy case mi abuelita”. “Está case su primo”.

¿Y qué decir de “anca”? “Anca” se usaba también en vez de “en casa de”. “Voy anca María” equivalía ni más ni menos que a “Voy a la casa de María”.

TE PUEDE INTERESAR: Maestros. Y, mejor todavía, maestras

Dos hospederías había en el Saltillo del siglo antepasado, lugar de alojamiento para tratantes de comercio o viajeros de ocasión. Uno lo regentaba un español de apellido Garce. El otro pertenecía un americano de apellido Brown, apelativo que los saltillenses habían hecho castellano diciendo simplemente “Bron”.

Picardía inocente de los saltillenses, que han gustado siempre de poner sal y pimienta a su conversación, era jugar con los apellidos de esos señores hosteleros, anteponiéndoles la expresión que se refería a su casa:

-¿A dónde va Fulano?

-Anca Garce,

-¿Dónde se hospeda Zutano?

-Anca Bron.

Y celebraban con sonoras risas aquel gracejo inofensivo, que sacaba los colores a las mejillas de nuestras abuelas.

Se van perdiendo ya los modos de hablar de nuestra tierra, igual que se perdió la candidez de aquellas ingenuas ocurrencias. Como quien dice, los nuevos tiempos y sus novedades nos van quitando hasta el modito de hablar.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM