Salud sexual, salud mental

Opinión
/ 4 septiembre 2024

Esta semana se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual. Desde el año 2010, el día 4 de septiembre fue establecido por la Asociación Mundial para la Salud Sexual como la fecha para sensibilizar y promover una sexualidad saludable, sin riesgos, libre de prejuicios y de discriminación.

Por ello, desde este espacio, a fin de colaborar con tan loable objetivo, debe señalarse que la salud sexual implica un punto crucial en los derechos humanos de las personas, pero más en la vida de las mujeres.

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Pero ¿qué es la salud sexual? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad, sino la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, sin coerción, discriminación ni violencia. Este aspecto central de la vida de las personas está relacionado con el sexo, las identidades y roles de género, orientación y preferencia sexual, erotismo, placer, intimidad y reproducción.

Entre los derechos reconocidos bajo este rubro se encuentran la libertad sexual; la autonomía, integridad y seguridad sexual; la privacidad sexual; la equidad sexual; el derecho al placer sexual y a la expresión emocional; la libre asociación sexual; la toma de decisiones reproductivas libres y responsables; el derecho a la información basada en conocimientos científicos; la educación sexual integral; y, la atención médica, entre otros.

Procurar un ambiente en el que prevalezca el respeto a los derechos sexuales y reproductivos y, además, se promueva, visibilice y concientice a la población sobre la importancia de la salud sexual resulta de vital importancia en un país como el nuestro, en el que la edad promedio de inicio de vida sexual para las mujeres es de 18 años y, aunque se ha atendido y disminuido la tasa de embarazos adolescentes casi un 30 por ciento, lo cierto es que no todas las mujeres tienen acceso a la misma información, ni encuentran garantizados de igual manera sus derechos, pues la tasa de fecundidad sigue siendo más alta entre las mujeres que habitan en localidades rurales o pertenecen a comunidades indígenas.

Además, otra circunstancia que afecta estos derechos es que, de 2018 a 2023, la tasa de población que se encuentra afiliada a alguna institución de salud disminuyó un 20 por ciento, aproximadamente y, en el caso de las mujeres, del 15.3 por ciento que no contaban con servicio de salud en el 2018, dicha cifra aumento al 36.6 por ciento en 2023.

También, cabe mencionar que, conforme al Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal, en los delitos contra la libertad y seguridad sexual (abuso sexual, acoso y hostigamiento sexual, violación), así como trata de personas, las mujeres se encuentran más vulnerables que los hombres, siendo de tres a ocho veces más los delitos que se comenten contra mujeres en relación con los hombres, dependiendo del grupo de edad al que pertenecen, siendo mayor la desproporción conforme aumenta la edad.

Finalmente, conforme a la ENDIREH 2021, durante la infancia, el 12.6 por ciento de mujeres de 15 años y más experimentó violencia sexual, siendo las principales formas los tocamientos, intentos de violación o verse obligadas a mostrar o mirar partes íntimas, además de que los principales agresores fueron hombres que son familiares o vecinos o personas conocidas.

La existencia de una fecha en la que la comunidad internacional realice acciones para generar conciencia sobre este tema es relevante, si consideramos que la salud sexual está estrechamente relacionada con la salud mental, pues vincularnos sanamente con otros a nivel emocional y afectivo, influye significativamente en ambas y, por ende, en nuestro bienestar integral.

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Aunque, en la actualidad, hay muchísima más información que antes respecto a la salud sexual, en muchos contextos sociales sigue siendo un tabú, sobre todo en las comunidades más pequeñas, rurales o indígenas, lo que obstaculiza la búsqueda de ayuda y prevención por vergüenza o temor, provocando consecuencias graves en la vida de las personas o en su desarrollo integral, lo cual también se agudiza en cuestiones relacionadas con la identidad de género u orientación sexual.

Por ello corresponde conocer, ejercer y hacer valer estos derechos para tener una vida más plena y libre de violencia, así como concientizar a nuestra niñez y juventud de que la salud sexual, coadyuva a nuestra estabilidad y salud mental.

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