Santiago Creel y
Enrique de la Madrid
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No se entiende el por qué, pero muchos de los malquerientes de López Obrador en los medios se regocijan de lo mal que está la oposición. Es cierto, la oposición está muy mal, pero peor está quien gobierna. Es indefendible la dupla que domina el PRI; Moreira y Moreno, pero es considerablemente más pernicioso lo que se hace desde el poder. Claro que es decepcionante que cuando el país más necesita de la oposición, ésta es penosamente deficiente e incompetente.
Sí, está mal la oposición. Pero también lo están los factores de poder que debieran actuar para contener el abuso del gobierno. No lo hacen ni para proteger sus intereses. La cúpula empresarial confirma su condición de comparsa de quien gobierna, esto incluye a buena parte de los empresarios de los medios de comunicación. Por miedo o por conveniencia las élites han quedado muy distantes del sentido de dignidad de sus predecesores, cruciales en la democratización del país. La oposición formal está mal, la informal está desgastada, a fuerza de agravio la iglesia y la comunidad judía responden al insulto y al abuso.
Es un respiro escuchar dos prospectos que en mucho dignifican a la oposición. Santiago Creel y Enrique de la Madrid. Dos opciones con trayectoria partidista y en el servicio público. Son parte de la cantera de políticos mexicanos que han servido con lealtad al país y en sus respectivos momentos han acreditado profesionalismo y compromiso. Cualquiera de los dos sería un buen candidato y, más que eso, un buen presidente. Remitirse a las encuestas como manera de evaluar proyectos o prospectos es renunciar a lo más elemental de la inteligencia y de la razón políticas.
Creel y De la Madrid son perfiles diferentes no sólo por su afinidad partidaria. Santiago es abogado, con una sólida trayectoria profesional como postulante, integrante del Consejo General del INE en un momento crucial de la democracia mexicana, también activo en organizaciones civiles con tal propósito. Secretario de Gobernación, precandidato presidencial y legislador. Actualmente tiene una importante responsabilidad en la dirección nacional del PAN y en la Cámara de Diputados.
Enrique de la Madrid la mayor parte de su trayectoria ha sido en el servicio público, trabajando con presidentes del PRI y del PAN. Un eficaz secretario de Turismo en el gobierno anterior quien sin impostura ni pretensiones viajaba en líneas aéreas comerciales. También ha sido legislador y actualmente entrevera actividades académicas con su acción política. En la crisis del PRI y en el desprestigio de muchos de sus cuadros históricos, Enrique figura como una de las opciones más dignas y confiables. Con singular claridad y rigor de juicio presenta diagnósticos y, especialmente, plantea propuestas y respuestas.
Una lectura a profundidad y con rigor del elector urbano mostraría que hay condiciones para que haya alternancia en la presidencia. El descontento y la preocupación por el porvenir alcanza al actual gobierno y al presidente López Obrador. Las condiciones de competencia son mayores de lo que muchos observadores prevén. Se equivocaron en 2021, es posible que también lo hagan en 2024. En política electoral lo más visible, lo más obvio no siempre es lo que acontece.
El fatalismo es uno de los sentimientos que recorre buena parte de los observadores críticos del gobierno, a grado tal que ponderan a quienes se anticipan en campañas y a quienes el mismo promotor califica despectivamente como “corcholatas”. Con prejuicio y simpleza se asume y presume que no hay espacio para opciones dignas y competitivas como las de Creel y De la Madrid. No son las únicas. Allí están cinco senadoras valientes y de espléndida calidad política: Beatriz Paredes, Lily Téllez, Xóchitl Gálvez, Kenia López, Claudia Ruiz Massieu. También vale la de Luis Donaldo Colosio. Los gobernadores de Coahuila, Yucatán y Querétaro, Miguel Riquelme, Mauricio Vila y Mauricio Kuri no son para soslayarse, aunque su misión quizás sea más la de dirigir a sus partidos. No son todos, pero allí están, incluso la posibilidad de una fractura entre los contendientes de Morena.
Son las condiciones de la contienda las que potencian la visibilidad y la competitividad. Nada hay para anticipar resultados. La realidad es que la política es la construcción de lo impensable y hasta de lo imposible. La democracia da para ello. En todo caso lo que se requiere es imaginación y visión. Queda de relieve que muchos de los mexicanos están a la expectativa de una opción digna, confiable, que cumpla lo que promete. Creel y De la Madrid son los primeros y tienen con qué.