Serendipia: El placer de encontrar una joya en un buen plato

Opinión
/ 25 junio 2024

Estamos acostumbrados a asistir a los lugares donde nos gustan tales o cuales platillos, a lo ya establecido que hace la particularidad de un restaurante. Esta forma tan maravillosa de reparar el alma y cuerpo. La benevolencia adquirida en un acto tan generoso.

¿Que pasa con ese platillo, bebida o postre sorprendente? Hace ya varios años llegué a comer a un lugar del Centro Histórico “La Antojería” comandado por Ignición Valdes, fotógrafo, diseñador y cocinero. Coleccionista de obra y arte retro. Desde objetos, vinilos, casetes y una serie de frasquitos con pócimas y hierbas.

Ya entrados en la platica me dice: “Traje un licor de Toledo , es de tomillo”.

Me lo sirve a manera de elixir y al contacto con mi paladar surge la magia ¡Que cosa tan deliciosa!

Sentí el poder de esos brebajes viejos, seguro creados por alguna bruja bajo los efectos de unos mongies mágicos en una fiesta pagana de aquelarre. Viendo claramente cómo se lo untaba detrás de los lóbulos, en sus senos y dejaba caer unas gotas cerca de la ostra fresca. Replicando la escena en mi imaginario fue un orgasmo.

Viendo al fuego, danzando en la neblina y las sombras de encinos que contenían la celebración en los efectos sutiles y sanadores del tomillo y posiblemente algunos más con hierbas misteriosas.

Me dio pena pedir otro sorbito, ya que supuse que sólo era esa botella. Esta experiencia no la vuelto a replicar en ningún otro sitio. Cada que asisto a este lugar espero volver a tener este encuentro con ese licor inolvidable o de alguna otra bebida o ingrediente poco común de un sibarita como lo es el buen Nacho.

La sorpresa culinaria , la experiencia inolvidable, como dijo Anton Ego: “¡Sorprenderme!” Y de eso se trata de llevar a una restauración interna y externa, algo que acomode a nuestros sentidos a un lugar mejor y muy amable .

Cada día creo profundo que no hay medicina más inmediata que el buen comer y el buen disfrute de alguna bebida que nos haga recetear la vida y la conexión con lo verdadero.

Visitemos lugares grandes o pequeños que nos regalen la serendipia, lo no establecido , lo no escrito , lo improvisado , ese pequeño instante en que sabes que eres parte de esa experiencia.

¡Provecho!

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