Silla de ruedas en Canadá

Opinión
/ 26 julio 2022
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La figura blanca se ve sin estatura.

Francisco, el papa, visita tierras canadienses. Se le ve saludando a los indígenas de grandes penachos, sentado en una silla rodante.

No tiene la condición necesaria en su pierna afectada para dar algunos pasos, aunque se le ve -en breves momentos- estar de pie. Ha querido acercarse y saludar a esas tribus. Quiere ofrecerles disculpas por abusos que hubo en el pasado en los internados y reconfortarlos por todas las actitudes discriminatorias que han sufrido.

Lo hace el pontífice, avergonzado, porque todo eso, cometido por gente bautizada, contradice el mensaje del Evangelio al que él intenta servir.

Es un mensaje y un signo muy humano. Establece un deslinde claro de toda actitud que no tome en cuenta la dignidad humana, especialmente de esas etnias que merecen respeto y elevación por buenos testimonios de congruencia y fidelidad.

Es un camino para la verdadera paz, con auténtica reconciliación. Lo necesita recorrer el mundo contemporáneo que ha caído en la trampa de la violencia bélica, con pésimas consecuencias para todo el organismo internacional.

VACUNAS CONTRA SÍNTOMAS

Antes las vacunas eran para no contagiarse.

Ahora la habilidad de los virus para el escape inmunológico ha evolucionado hasta no verse afectados por los anticuerpos y así seguir infectando.

Las vacunas lo que hacen es solo disminuir y atenuar los síntomas. Se vuelven estos más leves y soportables. Es el contagio el que se dispersa más ampliamente y con mayor rapidez.

Seguramente se están perfeccionando los experimentos en los laboratorios para llegar a ofrecer vacunas más potentes y certeras, contra las últimas variantes y mutaciones.

La viruela símica tiene propagación por secreciones y exigirá un tipo especial de precauciones y no tardará en aplicarse una vacuna más certera que la que defendía de la viruela más conocida.

DISCERNIMIENTO ANTE
PLURALISMO Y DIVERSIDAD

Aspecto indispensable de la educación contemporánea es la del desarrollo del espíritu crítico. Del ejercicio del discernimiento.

Entrenar para hacer valoración de pros y contras. Poder separar el grano de la paja y la piedra del frijol, ver las consistencias y las inconsistencias, no comulgar con ruedas de molino, ni recibir gato por liebre. No valorar el libro solo por su portada, ni dejarse impresionar por aspavientos y ampulosidades, por verborreas o fachadas sino captar y aprovechar lo auténtico.

El discernimiento aplicado en todo, en compras, en negocios, en política, en estudios, en creencias o en artes. Percibir sin error, juzgar con equidad y raciocinar sin sofismas o truculencias es educación victoriosa.

CIUDAD ADOLESCENTE

A los cuatrocientos cuarenta y cinco años Saltillo es ciudad adolescente por su nombre.

Hemos recordado que no es Saltito, ni saltejo, ni salto ni saltote o saltísimo. Solo siempre Saltillo, que parece superar infancia, queriendo estrenar juventud.

Así se difunde lo saltillense o lo saltillero en el rosario de aniversarios que aumentan cifras sin cambiar letras. No expresan las letras la ternura de un diminutivo pero sí el cariño que tiene algo de membrillo de manzana, de uva, de perón, de trigo y de nuez...

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