Soñar la suerte: Morena y la quimera de los jueces electos por voto popular
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Por Germán Martínez Cázares
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?, se preguntaba el compositor musical y cronista Chava Flores en 1969, y se respondía: ¿a hacerte rico en loterías (judiciales) con un millón? Entonces gobernaba Díaz Ordaz, presidencia hiperpoderosa como la de hoy. López Mateos estaba en las postrimerías de su vida. La nacionalización de la industria eléctrica, ni el asesinato del líder agrario Rubén Jaramillo cumplían una década. Ahora, los morenistas nos regresaron medio siglo: dicen que “renacionalizaron” la luz, no lo sé, pero sí descabezaron a los jueces.
El cimiento del segundo piso de la 4T fue el azar, resultó un “melate político”, “pegarle al gordo”. ¿Cuántos mexicanos confiarán en jueces “rifados” primero, y luego presuntamente “electos” por el pueblo? “Con sueños de opio sólo pierdes el camión”, nos enseñó Chava Flores. Los programas sociales sin evaluación y entregados solamente con propósitos electorales están anestesiando la energía y conciencia sociales del país. Valores que tenían muchos jueces. “Sueñas un hada... y ya no debes nada, / tu casa está pagada, ya no hay que trabajar”.
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Los jueces populares e insaculados se enfrentarán a una sociedad que espera sentencias a favor. El movimiento obradorista enseñó a sus huestes a “ganar” siempre, y esperan “todo” del gobierno. Noticia obvia: en los juicios hay perdedores. Los jueces populares dejarán insatisfechos a una parte. Imaginar que desaparecerán los conflictos y vendrá paz con una tómbola y una elección ficticia es una treta. Quimera judicial. “Sigue soñando que no hay contribuciones, / que ya no hay mordelones, que ya puedes ahorrar”. Y para los que creen que Morena se “portará bien” en las elecciones judiciales y no hará fraude electoral, parafraseamos a Chava Flores así: “Sigue soñando que la 4T ya no anda en zancos, / que prestan en los bancos, que dejas de fumar”. La verdad, “soñar no cuesta nada... ¡qué ganas de soñar!”. Vendrán jueces ventrílocuos de Palacio Nacional.
“Domar la suerte” es un proceso civilizatorio, lo dijo el marxista Jon Elster. Dejar todo a la suerte es salvaje, animalesco. El Estado democrático de derecho se propone domar la “buena suerte” a los ricos y privilegiados, mientras se doma también la “mala suerte” a los desfavorecidos. Eso abanderaría una izquierda auténtica con jueces imparciales, domadores sociales, además, los sorteos producen ludopatía, adicción, obsesión, deudas y desesperación, como lo narró Dostoievski, con la historia de Alex Ivanovich, “El Jugador”.
Pero Morena apuesta a soñar, a adormecer la virtud cívica. Matar el mérito es la consigna, abolir los exámenes, sustituir el esfuerzo y la inteligencia por un cubilete. Por eso Chava Flores, chilango que vivió los últimos años de su vida en Morelia, Michoacán, merece recordarse: “¡Ah! ¡Pero eso sí... mañana nos casamos! / ¡Pero eso sí... mañana te lo doy! / ¡Pero eso sí... la última y nos vamos!”... ¡Pero eso sí... se acabará la corrupción! Ajá.
Morena busca jueces que se doblen para dejarlo todo a la diosa fortuna. Monumento a lo que Chava Flores cantó: ¿A qué le tiras cuando sueñas, Claudia Sheinbaum?, ¿a pacificar el país con jueces de cartón? Veremos cuando despierten... esos jueces “electos” patrocinados por oligarcas y criminales, empezarán por devorar morenistas. “¿A qué le tiras cuándo sueñas, mexicano? Deja el tesoro que Cuauhtémoc fue a enterrar”.