La memoria no es localizable. Esa fue una de las premisas de Mapa Teatro para su proyecto Prometeos y justifica la insistente “reconstrucción” de los espacios perdidos después de la demolición del Barrio Santa Inés-El Cartucho en Bogotá. Para recuperar las memorias se necesitaba un recipiente.
En las últimas dos entregas hablé de los proyectos escénicos que se gestan desde la óptica del arte procesual, primero en lo general y después, a manera de ejemplo, del proyecto Prometeos cuya primera parte, Prometeo Acto I, ya abordamos. Durante quince años Mapa Teatro estuvo volviendo a esa misma raíz creativa, experimentando las múltiples formas de traer nuevamente a El Cartucho y sus memorias a la vida. Huellas y archivos que a su vez generaron gestos y acontecimientos, que generaron nuevamente otro conjunto de archivos.
Existe, por supuesto, la posibilidad de considerar los múltiples resultados en el trayecto de Mapa Teatro como productos independientes, sin embargo, estos están tan ligados unos con otros en su origen, desarrollo, temática, concepto y participantes, que podría ser más difícil considerarlos como tales. Cuando hablamos de los resultados de proyectos procesuales, es imposible hablar de uno sin referenciar al otro.
Prometeo Acto I y II, nos hablan desde las similitudes que los antiguos habitantes del Cartucho pueden encontrar entre sus vidas ahí y el mito del titán Prometeo en la versión escrita por Heiner Müller La liberación de Prometeo. Algunos hablarán de cierta fascinación con el fuego, otros de cómo la vida de un adicto puede transcurrir entre tener el hígado devorado por un águila y el alimentarse de los excrementos de la misma. El acto I se realizó en un barrio a medio demoler, el acto II, sobre los escombros. Posteriormente, y a partir del archivo recolectado se realizó también la instalación interactiva Re-corridos en la casa sede de la compañía. Rituales que invocan a la memoria aún presente entre las ruinas.
La limpieza a los establos de Augías ocurre durante las tareas de limpieza de los escombros del barrio en el año 2004. La instalación hila el referente mítico de Prometeo con el de Heracles, quien le rescata tres mil años después de iniciado su castigo, aunque a estas alturas Prometeo le teme más a la libertad que al águila. El título de la pieza se refiere a otro de los trabajos encomendados al héroe: limpiar en un solo día los establos del rey Augías. Y es que, fuera de toda acción artística planeada, durante este periodo se da una vez más el regreso de los antiguos habitantes del Cartucho al lugar, ahora como empleados contratados para juntar los escombros de las antiguas moradas.
Entonces Mapa Teatro recorta doce ventanas en los plásticos que ocultan a la vista los trabajos de escombrado, coloca en ellas imágenes del pasado del barrio e instala en uno de los edificios circundantes una cámara de circuito cerrado que transmite en tiempo real los trabajos de construcción a una pantalla gigante instalada en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Con la acción, los artistas buscan relacionar temporalidades distintas del mismo lugar y sus habitantes mientras todos son testigos – y participantes – de su lenta transformación.
Finalmente, tras la apertura del parque Tercer Milenio, Mapa Teatro construye a partir de archivo visual y sonoro, y junto con la última moradora en ser desalojada del barrio Testigo de las ruinas. Esta vez Juana María Ramírez cuenta a través de su voz en off el relato propio de la desaparición del barrio. Juana no habla, pero existe en el espacio como archivo vivo mientras prepara arepas y chocolate. Ella no está más en El Cartucho, pero quizás, un poco del barrio esté alojado en ella.
Vuelven entonces a nosotros reflexiones de las piezas pasadas: Si un espacio es más que un espacio ¿dónde se aloja cuando desaparece?, ¿se pueden habitar el presente y el pasado al mismo tiempo?, ¿dónde se localizan las memorias?