Tecnología: 10 reglas para educar a nuestros hijos
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La tecnología no es buena o mala en sí misma, es una herramienta sirve tanto para crear, pero también puede ser usada para lastimar
El pasado 2 de septiembre, la Dra. Jean Twenge, psicóloga de la Universidad Estatal de San Diego, publicó su libro más reciente “10 Rules for Raising Kids in a High‑Tech World” (Las 10 reglas para educar a nuestros hijos en un mundo lleno de tecnología). Twenge explica la importancia de fijar normas a nuestros hijos al uso de la tecnología, ya que pudieran salirse de nuestras manos y, de ser un instrumento de crecimiento, se convertiría en una herramienta de destrucción.
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Quiero aclarar que la tecnología no es buena o mala en sí misma, sino que –como el martillo– es una herramienta muy necesaria para crear, pero también puede ser usada para lastimar. A continuación, presento en síntesis las 10 reglas de la Dra. Twenge:
1) Reglas. Los padres han de marcar unas pautas/dar instrucciones y ser autoridad en el contexto de una vida digital enredada y saturada.
2) No poner dispositivos electrónicos en el lugar de dormir. Ni para (hijos) ni para (los padres): dormir bien / apagar las pantallas (tiempo antes de irse a la cama / dormir).
3) Prohibir usar las redes sociales hasta los 16 años (o a partir de los 16 años). Teniendo en cuenta las pruebas de la investigación sobre salud mental, Twenge propone que la fecha de tal uso se retrase hasta pasados, al menos, los 16 años.
4) El primer móvil debe ser un “basic phone”. En otras palabras, no darles un smartphone, sino un “cacahuatito” o un teléfono sencillo que sólo permita hacer llamadas y enviar mensajes: menos distracciones, más beneficios a la hora del desarrollo emocional.
5) Entregar el primer smartphone junto con la licencia de conducir. Hacerlo junto con uno de los límites de la responsabilidad: entregar un smartphone cuando demuestre la madurez suficiente como para obtener la licencia.
6) Utilizar controles parentales. Vigilar y supervisar el uso digital de los hijos mediante controles parentales que limiten el contenido y la interacción.
7) Crear “zonas sin teléfono”. Crear lugares y momentos libres de dispositivos, como la mesa familiar o ciertos momentos del día.
8) Brindarles libertad en el mundo real. Proporcionar autonomía a través de responsabilidades, experimentándola en el mundo físico y social sin supervisión constante. Darles la oportunidad del juego libre e individual para fortalecer sus capacidades independientes y sociales.
9) Desconfianza hacia los televisores, laptops, tabletas y consolas de videojuegos. Reconocer el poder “atrapante” de la atención de los medios de comunicación y limitar el uso excesivo o incontrolado. No solamente es el celular el que pudiera generar adicción, distracción y problemas de salud mental, sino todo dispositivo digital que produzca aislamiento social y familiar, así como el alejamiento de la vida real.
10) Promover ambientes escolares sin teléfonos. No estoy en contra del uso de la tecnología en la escuela, mientras tenga una finalidad académica o de desarrollo, pero sí evitar su uso lúdico o recreativo en horario escolar. Los estudios son muy claros a nivel mundial: las escuelas que prohíben el acceso a los teléfonos durante la jornada escolar tienen mejor atención, rendimiento académico e interacción social entre los alumnos.
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El libro tiene características de un manual práctico, con reglas aplicables que provienen de décadas de investigación en psicología del desarrollo, tecnología y salud mental. El enfoque es evidencia basada no es antitecnología, sino que está orientado a promover los límites saludables que ayuden a dar lugar a la autonomía y el bienestar emocional de las chicas y las adolescentes.
La Dra. Jean es autora de otros libros de éxito, como “iGen” (2017) y “Generations” (2023). Su trabajo ha sido ampliamente utilizado respecto al impacto de los smartphones en la salud mental de los jóvenes y adolescentes.