Tren Maya, más sombras que luces
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El proyecto del Tren Maya fue anunciado por el presidente López Obrador poco antes de su toma de posesión, desde entonces poco se había discutido públicamente. Fue un grupo de actores acompañado por investigadores ambientalistas de diversas universidades y centros de análisis, el que abrió el interés público sobre el desarrollo, las repercusiones, los beneficios y los riesgos del Tren Maya.
El nuevo cambio de la trayectoria del Tren está ahora en su ruta número 5. El interés del Presidente en acelerar la construcción de la nueva vía sobre la que circulará el Tren y de hacerlo en el menor tiempo posible, tendrá daños incalculables sin remedio. Afortunadamente, el interés despertado ha colocado los reflectores y el debate informado en su actual y compleja dimensión. Se pretenderá poner nuevos obstáculos, pero el tema está abierto y afortunadamente el debate es ya insoslayable.
Sin duda en el centro están los grandes mantos acuíferos subterráneos con una existencia que rebasa los diez mil años y que forman el más grande manto acuífero en México y el planeta. Pero hay además afectaciones sociales, ambientales, legales y carencia de información.
El proyecto del Tren Maya requiere tiempo de estudio. No pocas interrogantes quedan planteadas: como proyecto de turismo acelerado, lo que provoca más contaminación, crecimiento de la basura, se ha desatado la especulación inmobiliaria, despojos de tierras incluso de manera violenta, uso excesivo de agua del acuífero. Por encima de las cuevas ya se deforestó la primera cueva, al poner esas columnas le dan en la torre al ecosistema que ya está muy afectado.
Los problemas y las incertidumbres son muchas, el diálogo nulo con el Presidente es un grave problema que tiene repercusiones negativas más que evidentes. El diálogo es necesario como lo son el Informe de Impacto Ambiental y el Proyecto Ejecutivo, que permita solucionar problemas antes de que se vuelvan catastróficos y sin posibilidad de evitar riesgos y catástrofes que no tendrán solución.
Destruir lo que nos ha dado la naturaleza y han conservado civilizaciones mayas por 10 mil años o más, sería criminal. Para los mayas, para los mexicanos e incluso para el patrimonio mundial.
El Tren Maya puede ser un éxito ambientalista o llevar a una catástrofe ecológica y de la civilización Maya en México.