Ucrania a seis meses: síntesis actualizada

Opinión
/ 20 agosto 2022
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La guerra en Ucrania continúa y por ahora, no se le ve un final próximo. Comparto unas notas actualizadas al respecto.

1. La fatiga de las audiencias y la disminución de la atención global sobre el tema. De manera esperada, tras seis meses, nos encontramos probablemente en los momentos en los que menos atención y cobertura recibe este conflicto. Esto tiene importantes repercusiones. Por ejemplo, la relevancia en las agendas de los gobiernos involucrados de manera indirecta puede disminuir, pues otros temas comienzan a ocupar espacios.

2. La geografía del conflicto no se ha movido mucho en varias semanas. Rusia controla aproximadamente una quinta parte del territorio ucraniano. Los avances rusos que observamos a inicios del verano se han detenido ante la resistencia ucraniana. Pareciera que se han establecido líneas que, en lo general, ninguna de las partes ha logrado romper. Hace unas semanas, Ucrania estuvo telegrafiando que llevaría a cabo una contraofensiva, principalmente hacia el sur del país, pero hasta este momento, esa contraofensiva no se ha materializado como se pensaba.

3. La rusificación de territorios. Paralelamente, Moscú está adoptando una estrategia de “rusificación” de las zonas conquistadas; esto podría culminar, según se piensa, en la organización de referéndums locales con el fin último de anexar determinados territorios ucranianos a la Federación Rusa.

4. Estas tácticas y dinámicas pueden concretarse o cambiar. Al final, lo que Rusia busca en el fondo, se mantiene: neutralizar lo que percibe como las amenazas a su seguridad nacional (amenazas que proceden esencialmente de EU y la OTAN), a través de garantizar su presencia en Ucrania, fragmentarla todo lo que sea posible a fin de asegurar esa presencia, y lograr cuanto esté en sus manos para desmilitarizar a Kiev.

5. El desgaste. El logro de las metas rusas estará determinado por quién de los rivales sea más capaz de resistir ante el desgaste en que esta guerra se ha convertido. Ha habido un amplio debate acerca de quién resulta más perjudicado y quién más beneficiado por la prolongación del conflicto. En la mayor parte de los análisis, el balance se inclina a favor de Rusia, ya que, incluso teniendo que soportar las sanciones y el aislamiento económico-diplomático al que Occidente ha sometido a Moscú, e incluso teniendo que absorber el costo de la guerra y las consecuencias por sus múltiples tácticas fallidas, la capacidad de resistencia con la que cuenta el Kremlin sigue siendo superior.

6. Las negociaciones. Mientras las dos partes sientan que tienen algo más que ganar a través de seguir peleando, la posibilidad de negociar un cese al fuego se ve lejana. Debido a la situación de las hostilidades que describimos arriba, la evolución de esta otra dinámica —las percepciones acerca de poder lograr más mediante la guerra— tampoco ha cambiado demasiado en las últimas cuatro semanas.

7. El riesgo de escalamiento no debe minimizarse. La guerra es fluida, y en tanto ésta se prolonga, hay demasiadas variables en juego.

8. De igual modo, necesitaremos mucho tiempo para realmente dimensionar las repercusiones y ramificaciones de esta guerra en múltiples ámbitos, aunque algunas están a la vista. Esto va desde los rubros económico y financiero, hasta el político o geopolítico. Lo más delicado, probablemente, ha sido multicitado en este espacio: un sentimiento generalizado de ineficacia y desprestigio de las normas, los arreglos y las instituciones internacionales como herramientas eficientes para resolver controversias, para garantizar la estabilidad internacional y para funcionar como alternativas viables al uso de la guerra en la búsqueda de los intereses de los estados.

Twitter: @maurimm

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