‘¡Viva la 4T!’: Último ‘grito’ de AMLO, ¿uno con sabor partidista?
La inclusión de arengas con ‘sabor partidista’ o, peor aún, como autoelogios al propio gobierno, no deberían tener cabida en una ceremonia que debe unir a todos los mexicanos
El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó anoche, por última vez, la ceremonia del “Grito de Independencia”, sin duda la fecha más importante de nuestro calendario cívico, pues representa uno de los pocos momentos en los cuales todos nos identificamos como integrantes de una comunidad a la que representa la misma bandera.
Como lo hizo en ocasiones anteriores, el titular del Ejecutivo Federal arengó a la multitud que abarrotó la Plaza de la Constitución no solamente con los tradicionales ¡vivas!, sino también con cuatro ¡mueras! dedicados a la corrupción, la avaricia, el racismo y la discriminación.
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En esta ocasión, además, entre los 21 vivas que coreó incluyó uno que no había utilizado en las cinco ocasiones anteriores en las cuales encabezó la ceremonia: ¡viva la cuarta transformación!, clamó, antes de cerrar con el tradicional trío de vivas a México.
No fue la de anoche la primera ocasión en la cual la arenga, relativa al apelativo que López Obrador emplea para nombrar el movimiento político que encabeza, aparece en los “gritos”. Ya en 2021 la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, incluyó la expresión en la primera ceremonia patria que encabezó tras asumir el cargo.
En su momento, la futura jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, también la incluyó en sus arengas al encabezar la ceremonia del “Grito” en la alcaldía Iztapalapa. Sin embargo, el presidente López Obrador no la había empleado antes, lo cual resulta significativo.
Y lo es no solamente porque se trata de la última ceremonia de este tipo que el tabasqueño encabeza, sino porque es la primera ocasión en la cual un mandatario mexicano −al menos en la época moderna− introduce un matiz de carácter partidista al evento.
Hace varias décadas se estila que los presidentes introduzcan “su toque particular” a la ceremonia del Grito, lo cual implica que incluyan arengas que reflejan la orientación de su gobierno. Luis Echeverría, por ejemplo, lanzó un viva a los países del tercer mundo; Carlos Salinas de Gortari incluyó a Zapata en su lista y Lázaro Cárdenas ensalzó a la “revolución social”.
Ningún mandatario, sin embargo, había incluido un viva que estuviera directamente vinculado con su origen partidista o que constituyera una suerte de loa a su propio gobierno. López Obrador se ha despedido del Grito de Independencia acaso inaugurando una nueva era en este sentido.
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No parece deseable, es necesario decirlo, que los gobernantes ensalcen a su partido político y, menos aún, a su gestión personal, porque la ceremonia del 15 de septiembre debe ser una que nos incluya a todos y, al partidizarla, automáticamente se excluye a quienes no comulgan con el partido en el poder.
Se dirá, sin duda, que el de anoche fue un “grito” que dejó claro cómo López Obrador ha sido un mandatario con un “estilo personal”, cuya impronta se nota incluso en estos detalles. Sin embargo, ceremonias como la del 15 de septiembre no deberían tener espacio para este tipo de “libertades personales”, sino estar significadas por un profundo espíritu republicano.
