Y ¿si un león entra a tu casa? Cómo hacer que las decisiones sean procesos más completos
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Lo prometido es deuda. Y quedamos en reflexionar sobre la manera de tomar decisiones. Quiero poner en claro que no es un arte en el cual soy experta. Es más, no soy experta en mucho. Lo que sé es el camino.
Somos gobernadas por una de tres centros: conductual, emocional o intelectual. Tenemos la certeza de que decidir desde nuestro centro dominante es lo correcto y lo adecuado. No es así. Ese centro es parte de nuestro ego, un mecanismo de defensa, parte de la estructura de carácter con la cual nos disfrazamos para huir de las heridas de la infancia. Nuestras tácticas no han funcionado y debemos buscar hacer algo distinto.
¿Cómo? Explico, aclarando que NO es fácil.
El centro conductual es gobernado por el cerebro primitivo, el reptiliano. Las personas que favorecen este centro son reactivas, instintivas. Operan en el tiempo inmediato y toman decisiones en base a lo que perciben en el medio. Sienten impulsos.
Las personas que favorecen el centro emocional son gobernados por el sistema límbico o mamífero que permite la opción de sentir emociones y formar apegos. Deciden en base a lo que sienten.
El neocórtex es la parte del cerebro que se sobre-enfatiza en las personas que son intelectuales. Son personas que se basan en hechos y conocimientos, y deciden por medio del análisis de lo que perciben como hechos, junto con sus ideas y sistema de creencias.
Ya dije que nuestras tácticas no funcionan, y mientras parece que estas maneras de decidir podrían ser acertadas, no lo son. Cualquiera de las tres está parcializada. No importa cuál centro he preferido, tengo los tres y sería adecuado extender mi habilidad de involucrarlos en mis decisiones.
Entonces. Entra un león a mi casa. Una persona instintiva reaccionará de acuerdo al temperamento. Huirá, tratará de manejar al león o se quedará quieta. Si soy emocional es posible que me de por observar cómo me mira y la conexión que puedo establecer con el animal. Si soy intelectual trataré de recordar todo lo que he leído sobre leones y otros animales y tal vez buscaré la salida lógica. Pero, si he desarrollado la opción de usar mis tres centros, podré sentir mi impulso, saber que emoción me reporta, y llevar esa información al intelecto para tomar una decisión apropiada y permitir que la experiencia se vuelva algo que nutra mi vida.