Tras la caída de Salvador Allende, con Santiago y todo Chile ensangrentado, al régimen fascista le preocupaba lo peligroso que resultaba la poesía de Neruda
¿Contar horas y minutos, semanas y meses? ¿El tiempo es oro o es basura? ¿El tiempo vale riquezas o es bisutería? ¿Cómo para qué vale el tiempo, si este tiene algún valor?
La infinita imaginación poética de Pablo Neruda creó bellas metáforas para referirse a los objetos en su poesía. Entre las muchas formas de nombrar a las cosas de la vida cotidiana, el premio Nobel de Literatura llama “violín del bosque” al serrucho, “ladrón de leña” al fuego, a la madera “columna de aroma” y al diccionario “granero del idioma”.