Autora "Orange Is The New Black": "La Justicia no es igual para todos"
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Piper Kerman es autora del libro autobiográfico y homónimo en que se inspira "Orange Is The New Black".
Nueva York, EU.- "Orange Is The New Black" es uno de los hits Netflix, el servicio de streaming que está disputando el negocio de las series de televisión a los canales tradicionales.
Piper Kerman, autora del libro autobiográfico y homónimo en que se inspira, cuenta en entrevista con dpa cómo fue su experiencia en prisión y cuáles son sus opiniones sobre el sistema penitenciario estadounidense.
dpa: Usted pasó más de un año en la cárcel por blanquear dinero para un cartel de droga. Diez años después, ¿cómo valora esa condena? ¿Fue demasiado dura?
Kerman: Sin tener en cuenta cómo me sentía ni cómo lo gestioné entonces, tengo que valorarlo dentro de un contexto y compararlo con otros casos. Y en este sentido, he de reconocer que mi pena fue bastante suave.
dpa: ¿Tuvo suerte? ¿O era su situación social?
Kerman: No, sencillamente soy blanca y de buena familia. Pude permitirme un buen abogado. Y es que por desgracia, el color de la piel y el tamaño de tu cartera siguen siendo muy importantes. Había mujeres que cumplieron penas igual de breves que la mía, pero las de otras fueron más largas. Y las blancas teníamos mejores opciones.
dpa: Sus palabras suenan muy críticas con el sistema penitenciario...
Kerman: Sí, no hay ninguna duda de que no todos somos iguales. Y eso no se basa sólo en mi experiencia subjetiva o en un par de anécdotas, sino que está demostrado estadísticamente: los negros y los latinos resultan más desfavorecidos. Actualmente hay un nuevo estudio que, al contrario que antes, no mezcla peras con manzanas. Y cuando se comparan manzanas con manzanas, uno se da cuenta de que los negros reciben penas más duras. Eso es algo muy grave.
dpa: Usted es, digámoslo así, de buena familia. ¿Le resultó por ello más difícil la experiencia en prisión que si se hubiera criado en un entorno social más conflictivo?
Kerman: No creo. Por supuesto que las personas somos diferentes y gestionamos de manera diferente el paso por la prisión y lo que significa. Pero es una experiencia dura para todos. Y resulta interesante que, según pude comprobar, tener una buena formación universitaria ayuda incluso cuando estás entre rejas.
dpa: ¿Cómo?
Kerman: En la universidad se aprende a lidiar con determinadas situaciones. Y por supuesto, una buena formación siempre ayuda. En mi caso, me formé en un colegio de chicas. Por eso siempre he dicho que la cárcel no fue mi primera experiencia en lo que a estar encerrada con muchas mujeres respecta.
dpa: ¿Cómo se lo tomó su familia?
Kerman: Estaban destrozados. Mis padres eran profesores y siempre se esforzaron por concienciarme sobre los problemas sociales. Que de pronto su hija pequeña acabara entre rejas fue un shock para ellos. Pero me apoyaron mucho y gracias a ellos pude lidiar con todo.
dpa: Seguramente jamás pensó que podría acabar en la cárcel. ¿Qué supone esa experiencia de prisión para alguien "novato"?
Kerman: ¡Las cárceles estadounidenses no rehabilitan! No les preocupa en absoluto. Si hablo sólo de las reclusas mujeres, en la mayoría de casos el delito que las llevó hasta allí es consecuencia de una larga historia. Muchas sufrieron abusos sexuales, de ahí su comportamiento agresivo. Pero sobre eso no se pregunta. A menudo, la gente que sale de prisión acaba peor que antes de entrar. Las cárceles estadounidenses tienen como objetivo castigar. ¿Existe la posibilidad de que de las prisiones salgan mejores personas? En principio sí, pero en el estado en que se encuentran actualmente nuestras cárceles, desde luego que no,
dpa: ¿Qué opinión tiene de los delincuentes? ¿Son sólo eso, o quizá también víctimas?
Kerman: No se puede afirmar ni lo uno ni lo otro. Hay que mirar entre bastidores cómo se llegó al delito, y cada caso es distinto. Por supuesto, eso significa mucho trabajo y nunca estará exento de errores. Pero se trata de personas, no sólo de los reclusos, sino también de sus familias y por supuesto de las víctimas. Uno se convierte en criminal si es incapaz de sentir empatía con el resto. La sociedad no debería cometer los mismos errores con ellos. En Estados Unidos hay más de un millón de personas entre rejas, algunas por delitos muy leves. La idea de que una jaula pueda resolver los problemas sociales y hacer que las personas sean mejores es una locura.
PIPER KERMAN nació en Boston, en el estado de Massachusetts, en 1969. Su familia la componen principalmente médicos y abogados, y sus padres son profesores. En 1993 se enamoró de una mujer que blanqueaba dinero para un barón de la droga del África occidental. Kerman colaboró con ella, fue detenida y condenada a 15 meses de cárcel, de los que cumplió 13. Aquella experiencia la plasmó en su autobiografía. Hoy en día, trabaja como experta en comunicación y aboga por la reforma del sistema penitenciario estadounidense.
Por Chris Melzer/DPA